19 dic 2013
18 dic 2013
17 dic 2013
9 dic 2013
Destino Berlín
Cuándo comenzamos a pensar un destino para nuestras vacaciones de invierno, nuestro cerebro decidió que la mejor opción era Alemania y más concretamente la ciudad de Berlín.
Nos decidimos y dijimos a Berlín. Pero parecía algo lejano, sin embargo mañana lunes dia 9 estaremos en el avión rumbo a dicha ciudad.
Frío del carajo dicen que hace. Ya os lo contaré.
Me voy en la mejor compañía posible, la de mi pareja.
Qué ganas de estar en el avión, pese al miedo que me dan.
5 dic 2013
¿Y si fuera ella? CAPITULO FINAL
Y por fin llegó el día tan
esperado por ambos. Durante mucho tiempo
lo que iba a suceder aquel 17 de Febrero de 2013 había parecido una utopía.
Pero por fin después de mucho luchar lo iban a lograr.
Castle se encontraba aun en su
cama, hacia horas que se había despertado pero no quería levantarse por si al
hacerlo descubría que todo había sido sólo un sueño. Martha decidió que ya era
hora, Richard debía comenzar a prepararse o llegaría tarde.
-Richard querido, es hora de
levantarse. No querrás llegar tarde en el día más importante de tu vida. Venga
arriba –mientras pronunciaba aquellas palabras retiraba la ropa de la cama,
dejando a su hijo totalmente destapado.
Castle tan solo se hacia un
ovillo y metía su cabeza bajo la almohada. Martha al ver aquello se sentaba en
la cama al lado de su hijo.
-¿Qué sucede muchacho?
-Nada madre –contestaba el
escritor aun bajo la almohada.
-Ya, nada. Por eso no te
levantas. A ver Richard, siempre hemos hablado de todo. ¿Qué te pasa?
-Tengo miedo – por fin sacaba su
cabeza del escondite- miedo de que al levantarme todo haya sido un sueño. Miedo
de que Kate no sea real. Miedo de volver a estar en tinieblas. Miedo a
despertar recordando lo soñado y que sólo sea eso, un sueño. Madre, ya no podría volver a vivir como lo
hacía antes.
-Richard, no es un sueño
–acariciaba la cara de su hijo con inmensa ternura. En el fondo ella también
había sentido ese miedo- todo es real. Katherine es real, tu amor por ella es
real, el suyo por ti es real. Es real que tu hija adora a tu futura mujer. Es real
que tus amigos estarán aquí. Es real que vuelves a llamarme madre. Tu vida
Richard Alexander Castle es real.
-Gracias madre –se fundía en un
abrazo con aquella mujer que tanto había sufrido a lo largo de aquellos años-
Te quiero madre. Sé que lo digo poco, pero no por ello es menos cierto.
-Yo también te quiero muchacho. Y
ahora si no quieres que Katherine te mate, levántate –Martha salía de aquella
habitación con una sonrisa.
3 dic 2013
¿Y si fuera ella? 25
Tras haber estado una semana hospitalizado el escritor por
fin recibió el alta, era libre. Aquella mañana junto a Castle se encontraban las
mujeres de su vida, su madre, su hija y la mujer tantas veces soñada por él.
El médico le había aconsejado tranquilidad, y semi reposo. Le
aconsejo que al menos durante el primer mes fuera del hospital se tomase las
cosas con calma. Tras aquel consejo Martha decidió que lo mejor sería que su
hijo pasase una temporada en la casa que poseía en Los Hamptons. Allí
encontraría la tranquilidad que necesitaba para recuperarse.
Al escuchar aquello Beckett sintió como la tristeza inundaba
su corazón. Ella pensaba cuidarlo en casa, pero si él se iba aquella idea no
podría ser llevada a cabo.
-Kate, ¿vendrás conmigo? – La voz de Castle la sacó de sus
pensamientos.
-¿Acompañarte a los Hamptons? –Se sintió idiota por no haber
pensado que él se lo propondría- me encantaría pero no sé si Gates me concederá
unos días de vacaciones para poder hacerlo.
-Bueno, pues tendremos que preguntárselo entonces- en la
mente del escritor no cabía la posibilidad de estar tanto tiempo alejado de
Beckett.
-Si no lo logro, podría ir cada viernes y quedarme hasta el
domingo y el resto de los días estarías acompañado por Alexis y tu madre.
-Querida, ni Alexis ni yo iremos. La niña debe asistir a la
escuela y yo me quedaré cuidándola. En todo caso iremos los fines de semana, y
así tú podrás descansar –Martha estaba decidida a que de una vez por todas
ellos estuvieran juntos.
-Esperemos que la capitán me de esos días.
30 nov 2013
¿Y si fuera ella? 24
La luz que entraba por la ventana despertó al escritor. Giro
lentamente la cabeza buscando Kate, a sus ojos aun le costaban enfocar, pero cuando
por fin logró hacerlo descubrió que junto a él en aquella cama no había nadie.
Se levantó con urgencia, una sensación nada agradable se había
instaurado en él. Salió de la habitación buscando a Kate por la casa, pero no
había rastro de la detective. Volvió a la habitación, busco su móvil y llamó a
la detective, le saltó el buzón de voz. Aquello no podía significar nada bueno.
Se vistió a toda prisa, tomó las llaves del Ferrari y salió en dirección a la
casa de ella.
Una vez frente a la puerta de la detective llamo
insistentemente ante la falta de respuesta decidió usar la ganzúa que había
llevado. Una vez dentro del apartamento de Beckett descubrió que allí tampoco
estaba.
Se sentó un momento en el sillón intentando organizar su
cerebro. Una imagen apareció nítida, Kate sin lugar a dudas había ido en busca
de Volkov. La única posibilidad de encontrar a Beckett era encontrando a
Volkov. Para él la única posibilidad de salvar a Kate era llegando él antes al
lugar donde se encontrase el asesino.
Repasó mentalmente toda la investigación que había realizado,
no había encontrado el lugar donde Volkov residía. Ante él se habrían dos
opciones, la primera era acudir al FBI pero si lo hacía Kate sería considerada
casi una delincuente la segunda era acudir a la gente de los bajos fondos. Aun
conocía a gente que le debía más de un favor, la pregunta es si estarían
dispuestos a ir contra Volkov.
Tras multitud de llamadas logró una cita con Alexei Puskin el
mayor enemigo de Volkov desde la época en la que los dos eran unos simples
delincuentes en Moscú. Aquella cita le costó una gran suma de dinero y no
garantizaba que llegara a tiempo de salvar a la detective, pero aun así sentía
que debía intentarlo ya que se sentía responsable del actuar por parte de la
detective.
La cita con Puskin se llevaría a cabo en el restaurante Uncle
Vania situado en la 315 West 54th street.
Ante el escritor se encontraba un hombre de mediana edad, una
profunda cicatriz le recorría el rostro desde la sien izquierda hasta la
mandíbula derecha. Los ojos eran de un azul intenso, el pelo canoso.
-Señor Castle, siéntese. Es un placer conocerlo, mi hija Anna
es una gran admiradora suya.
-Supongo que debería estar agradecido. Señor Puskin no se si
nuestro amigo en común le ha contado la razón de mi visita.
-Oh, no señor Castle. Antes de hablar bebamos. Brindemos por
habernos conocido. Brindemos porque esta relación que ahora comienza entre los
dos sea fructífera. Bebamos Vodka. Zazdarovie Castle –decía el ruso antes de
beber de un trago su vaso de Vodka.
-Zazdarovie Puskin –decía el escritor imitando a su
interlocutor.
-Bien, y ahora hablemos. ¿Cuál es la razón de su visita?
Nuestro amigo en común solo me ha dicho que me encantaría colaborar con usted.
-Necesito encontrar a Vladimir Volkov –Castle vio como la
pequeña sonrisa que hasta entonces Puskin había tenido desapareció.
-Y ¿porque usted quiere encontrar al diablo? Nadie debería
querer buscar a la muerte. Todos deberían alejarse de ella.
-Necesito encontrarlo antes de que lo haga otra persona.
-Si ya hay alguien tras el diablo, porque querer llegar
antes. No es lógico señor Castle.
-Me siento responsable de que esa persona vaya tras Volkov.
-¿Por qué es usted responsable de la locura de esa persona?
-Hace años Volkov mando asesinar a la madre de esa persona.
Hasta ahora nadie había descubierto que fue él el responsable de aquel
asesinato. Pero yo lo he descubierto, y al darle su nombre he hecho que ella
quiera venganza.
-Ella, así que todo esto es por una mujer.
-No, no es por una mujer. Es por ella. Es por la mujer de mi
vida.
-Ya veo, esto es por amor. Sabe señor Castle las mayores
locuras siempre se hacen por amor. Volkov y yo hubo un tiempo en que éramos
como hermanos, hasta que una mujer se metió en medio. Pasamos de ser hermanos a
ser enemigos. Luchamos por el amor de Vania, y yo gané. Gané una mujer hermosa,
dulce y cariñosa. Perdí un hermano. Mi antiguo hermano me regaló la cicatriz de
mi cara, para que cada día recordara que le había robado a la mujer que amaba.
-Puskin, necesito encontrar a Volkov antes que Kate. Porque
si no ella cometerá un asesinato. Y todo por lo que ha luchado en su vida será
papel mojado.
-Vania nos hizo prometer antes de morir que ninguno mataría
al otro con sus manos. Que ninguno mandaría a sus hombres a por el otro. Pero
no dijo nada de ayudar a un extraño a terminar con el otro.
-¿Eso significa que me dará una dirección?
-Eso significa, que en ese papel que hay delante de usted
encontrará lo que busca. Señor Castle espero que la mujer merezca el precio que
usted puede que termine pagando –dicho eso Puskin se levantó y abandonó el
restaurante.
29 nov 2013
¿Y si fuera ella? 23
La luz que entraba por la ventana hizo que Kate se
despertara, instintivamente extendió su brazo buscando a la persona que había
dormido junto a ella. No encontró a nadie, el otro lado de la cama estaba
vacío, se giro comprobando que efectivamente a su lado no había nadie.
Lentamente salió de la cama, decidió ponerse una bata de seda, que encontró en
el sillón de la habitación, sobre la ropa de dormir y caminó hacia la cocina
esperando encontrar allí a su compañero de sueño.
Se paró en el salón desde el cual se veía perfectamente la
cocina, allí estaba él preparando el desayuno. La detective se extrañó al verle
ya duchado y vestido, aquello según ella pensó no podía ser bueno.
El escritor se giró como si hubiera notado la presencia de
ella. Intentó sonreír pero tan solo logro que saliera una mueca rara.
-Buenos días Beckett, estoy preparando el desayuno. He bajado
a comprar cruasanes, el zumo ya está y el café estará listo en un segundo.
Siéntate y te lo voy sirviendo –la detective sintió una profunda tristeza al
escuchar que volvía a ser Beckett para él.
- Gracias Castle, no tenias que haberte molestado. ¿Hace
mucho que estás levantado?
-Hace un par de horas. Me desperté y no lograba quedarme
dormido de nuevo, así que decidí levantarme para que tú pudieras continuar
durmiendo. Bueno me tomo el café y me marcho.
-¿Ya?, me refiero desayuna como es debido. No hay prisa.
-No quisiera que tuvieras problemas con Josh por mi culpa.
Debe estar a punto de llegar para que os vayáis a donde fuera que ibais.
Aquello no se lo esperaba la detective, Castle creía que ella
aun estaba con el médico. Inmediatamente pensó que debía sacarle de su error.
-Tranquilo, no hay problema. Josh y yo lo hemos dejado –Kate
miró al escritor intentando descifrar que pasaba por su cerebro tras escuchar
que ella era libre.
-¿Por qué lo habéis dejado? Y ¿Cuándo?
-Fue el día, el día de tu desaparición. Sabes me gustaba, me
gustaba mucho, pero con eso no es suficiente.
-Lo siento, siento haberte causado problemas. No debí
desaparecer de aquella forma.
-Cierto, no debiste hacerlo. No es culpa tuya que Josh y yo
hayamos roto. Ya te digo que no es suficiente con que me gustase. Necesitaba
algo más.
28 nov 2013
¿Y si fuera ella? 22
Los dos días siguientes fue un no parar por parte del
escritor pero por fi aquella era la mañana del día señalado. Se levantó a las
seis de la mañana aun tenia cosas que hacer. En menos de dos horas llegaría el
gran pedido de bebidas. Y deberían colocar todo en las grandes neveras llegadas
la tarde anterior.
Eran las doce ya y supervisaba los últimos toques que la
diseñadora estaba dando a la decoración. La verdad es que había sido una suerte
que aquella joven se cruzase en su camino. La idea de él había sido
desarrollada a la perfección por la joven.
-Anna, espero que esta tarde asistas a la fiesta.
-¿En serio? –la cara de la joven reflejaba la alegría que
aquella invitación le había supuesto- Me encantará. Siendo así y como esto ya
está terminado será mejor que me marche para preparar mi ropa.
-¿Cómo vas a vestirte? –Preguntaba un tanto ansioso Castle.
-Ah, lo siento. Será sorpresa. Pero seguro que te gustará
–decía la joven guiñando un ojo al escritor.
Al mismo tiempo que la diseñadora abandonaba la vivienda del
escritor, éste decidía ir a casa de la detective Beckett. Al final había
decidido que era mejor que ella se sorprendiera como el resto de invitados.
Aprovecharía para hacer algo con ella. Sabía que aun ellos no habían tenido la
conversación pero ese no sería el día.
El timbre de la puerta sonó justo en el momento en el que
ella salía de la ducha, tan solo se puso una toalla alrededor del cuerpo y se
acerco a mirar quien seria. Descubrió quien era la persona que se encontraba al
otro lado y los nervios se apoderaron por unos segundos de ella. Pensó
rápidamente si sería conveniente abrir la puerta cubriendo su cuerpo tan solo
con una toalla, finalmente decidió ser mala.
27 nov 2013
¿Y si fuera ella? 21
La detective Beckett por fin llegaba a casa de su novio. Podía sentir los
nervios en su estomago. Aquella seria una conversación dura, debía ser sincera
con aquel joven pero sobre todo debía ser sincera con ella misma. La puerta de
aquella casa fue abierta por un sonriente Josh, nada más abrir pudo ver que
algo no iba del todo bien por el gesto que Kate dibujaba en su rosto.
-Pasa, no te quedes ahí –decía viendo como la detective no se decidía a
traspasar esa puerta- supongo que esta noche no se va a parecer en nada a lo
que yo tenía pensado.
Beckett se dirigió al salón y se dejo caer en el sofá, se tomo la cabeza
entre sus manos y suspiro profundamente.
-Josh tenemos que hablar –por fin pudo pronunciar aquellas palabras que
indicaban al médico que efectivamente algo iba mal- porque no te sientas.
-Estoy bien de pie. Kate que pasa, que va mal. Me estás asustando.
-Estoy enamorada, estoy loca y perdidamente enamorada.
-Bueno eso no es malo –viendo la cara de su novia decidió que igual si lo
era.
- Cuando tenía 16 años llego a mi instituto un alumno nuevo –decidió que
lo mejor sería contar su historia desde el principio- durante un tiempo le
odie, era la única persona que sacaba todo lo mala que había en mi. Con tan
solo una frase era capaz de hacerme perder la paciencia, era engreído,
egocéntrico.
-No entiendo porque me cuentas eso – la verdad es que estaba totalmente
perdido.
26 nov 2013
¿Y si fuera ella? 20
En la cabeza del escritor aun resonaba la pregunta de su madre. Que iba a
hacer para recuperarla. Mientras pensaba que podía hacer para que la detective
se fijara en él y se olvidase del médico reparó en algo dicho por Martha.
Ella había usado la palabra recuperar, no había dicho que iba a hacer
para conquistarla no, había dicho recuperar. Pero como iba a recuperar algo que
nunca había tenido. Con esos pensamientos se fue quedando profundamente
dormido.
- Verás, hace ya unos
meses decidí que este verano iría a visitar a mi tío Henry. Bueno en realidad
no es mi tío, es el ex marido número 2 de mi madre, pero siempre hemos tenido
una conexión especial.
-Vale, ¿solo es eso?
Realmente me habías asustado. Me parece genial –menos mal, solo es que va a
estar fuera unos días- y ¿cuándo te vas?
-El viernes, salgo el
viernes.
-Aha, vale eso es pasado
mañana. Y regresas cuando ¿el lunes? O te quedas unos días más
-Veras, solo quiero
que escuches hasta el final y luego
hablamos vale? –Venga Rick, tú puedes hacerlo-
Cuando comencé este último año en el nuevo High School me prometí a mi
mismo que esta vez todo saldría bien. Que no volvería a meterme en líos,
que sería el lugar en el que terminaría
mis estudios y donde decidiría cual iba a ser mi futuro. Decidí que mi pasado
no me alcanzaría, que nunca más las drogas ni las peleas formarían parte de mi
vida. Y todo comenzó bien, el instituto me gustó, la gente era fantástica, el
grupo de debate entró en mi vida y parecía que todo empezaba a tener sentido,
que todo se encauzaba. Incluso en los días en los que nosotros parecíamos dos bombas
de relojería a punto de explotar, incluso en esos días mi vida tenía sentido.
Ahí decidí que al final del curso si lograba que todo terminase bien, iría a
ver a Henry, para poder contarle que todo lo que un día le había prometido al
salir de un juzgado lo estaba logrando. Me sentía feliz, pleno, lleno de vida
nuevamente. Nada ni nadie podía hacerme dudar de mi mismo. Entonces sucedió, mi
pasado volvió y me explotó en la cara.
Siempre dicen que cuando todo va especialmente bien deberíamos
prepararnos para recibir un golpe que compense y equilibre de nuevo la balanza.
En mi caso, no estaba preparado para el golpe, no lo esperaba y además fue
demasiado duro. Si no hubiera sido por tus padres, ahora lo más seguro es que
no estuviera aquí.
-Cariño, por favor…-dios
no puedo verle así.
- Solo deja que
termine-decía Rick mirando a su novia- después de aquello, tú reapareciste en
mi vida por así decirlo. Descubrí a la chica de la que todos me hablaban, y me
enamoré de ella. Y por extraño que parezca tú lo hiciste de mí. Así que de
nuevo volvía a sentirme bien, feliz, pleno. Pero algo dentro de mí no estaba
bien, y aun hoy no lo está. Necesito salir de esta ciudad, necesito recargarme,
necesito procesar todo lo que ha sucedido en mi vida no solo en este último año
sino también en los 2 años anteriores. Necesito procesar que mi mejor amigo fue
asesinado por 2 policías corruptos, que fui perseguido por ellos, detenido,
juzgado y que eso no sucedió una sola vez. Necesito procesar que esos policías
me tendieron una trampa para así poder terminar conmigo. Necesito procesar que
si en mi vida no hubiera existido una Kate Beckett ahora estaría como poco en
la cárcel y como mucho muerto. Necesito procesar que por un momento mi madre no
confió en mí, y pensó que el “malo” de la película era yo. –Las lágrimas
surcaban la cara de Rick- Kate, me estoy ahogando, siento que me voy hundiendo
cada día un poco más, siento que lo único que aun hace que me mantenga a flote
eres tú. Y no quiero que cargues con ese peso, quiero ser capaz de ofrecerte lo
mejor de mí. Quiero poder darme por entero a ti. Quiero que seas totalmente
feliz. Pero para que todo eso suceda, necesito curarme.
-Rick, oh mi amor, que
puedo hacer para ayudarte? Como no he sido capaz de darme cuenta de su dolor? Como no he visto
que tus bromas y tu sonrisa escondían tanto dolor- no podía dejar de llorar, no
quería que su amor sufriera de aquella forma.
-Nada de esto es culpa
tuya. Al contrario, solo tú eres la responsable de que aun esté en pie. Pero
necesito irme, mi viaje es a Escocia. –vi la sorpresa dibujada en su cara-
Henry vive allí desde hace 5 años, y es allí donde voy a pasar todo el verano.
-Todo el verano? En
Escocia?- se va, dios se va demasiado lejos-
-Lo siento, pero …
-Vale. No te disculpes.
No es lo que tenía planeado para este verano, pero…-dios, está tan indefenso.
Realmente necesita tanto ese viaje, no sabe cuánto le echaré de menos- Lo
entiendo, mi amor. Entiendo que necesitas alejarte, recuperarte, cargarte de
energía, dejar de una vez por todas tu pasado tras de ti. No voy a negarte que
me encantaría que lo hicieras aquí junto a mí. Pero entiendo tu decisión. Solo te voy a pedir una cosa, y es que no
olvides que yo estoy aquí, por favor llámame, cuéntame cómo te va allí, como te
vas sintiendo, deja que aun en la distancia forme parte de tu recuperación.
-Como voy a olvidarme de
ti, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Te quiero Richard
Rodgers.
-Te quiero Kate.
Se despertó como siempre bañado en sudor. Esta vez el sueño había sido
mucho más largo y con muchos más detalles. Salió de la cama y se puso el
pantalón de chándal que había dejado tirado la noche anterior junto con una
sudadera y las zapatillas de deporte. Se dirigió al salón y salió de la casa.
Necesitaba respirar aire fresco urgentemente.
25 nov 2013
¿Y si fuera ella? 19
Aquella mañana sería la primera vez que acudiría a su terapeuta desde que
regresó a la ciudad. Había estado realmente ocupado con la edición de su nueva
novela, gracias a dios por fin tenían fecha para su lanzamiento y en unos días
comenzaría la promoción.
-Rick, vaya tienes muy buen aspecto. ¿Qué tal ha ido el verano? ¿Pudiste
terminar la novela?
-Bueno veras, el verano bien. La novela estaba terminada antes de mi
marcha.
-Vaya, entonces que se supone que has estado haciendo todo este tiempo.
-Bueno verás, necesitaba tiempo, espacio y libertad para poder investigar
el asesinato de la madre de Beckett –vio el gesto de desaprobación en la cara
de su terapeuta- si me hubiera quedado entre los casos, mi madre, Kate…
-Repite lo que has dicho
-Que necesitaba tranquilidad para investigar…
-Esa parte no Rick. Has dicho mi madre en lugar de Martha.
-No creo, de ser así me habría dado cuenta.
-Pues siento llevarte la contraria pero no has dicho Martha. Bueno
volveremos a ello. Ahora háblame de tu investigación.
Castle estuvo un buen rato contando todo lo que había descubierto
incluido que Johanna fue su abogado en el pasado y termino su relato con el
nombre del asesino.
-¿Como te hizo sentir el saber que de cierta manera estás relacionado en
el caso de su asesinato?
24 nov 2013
¿Y si fuera ella? 18
Mientras preparaba su equipaje se decía a si mismo que había tomado la
mejor decisión. Vale reconocía que había mentido a Kate, la novela estaba
terminada desde hacía semanas, pero necesitaba marcharse para poder continuar
con la investigación sin tener que preocuparse de si le podían descubrir. Había
llegado la hora de llegar al fin de historia.
Mientras, en otra zona de la ciudad la detective estaba mirando sus viejos
álbumes de fotos. Recorría cada imagen dejando volar su mente hasta el momento
en que la misma fue tomada. Se detuvo en una. En ella se podía ver a una pareja
joven sentada a los pies del tronco de un viejo ciprés. Su mente la transporto
hasta aquel lugar.
-Según cuenta la leyenda bajo este ciprés se encontraban cada noche la
mujer del último rey de granada con su amante, jurándose amor eterno. Kate, no
sé cómo ni cuándo sucedió pero durante todo este año te fuiste convirtiendo en
la persona más importante de mi vida-tomaba las manos de la mujer entre las
suyas- Se que me tomarás por loco, que pensarás que es demasiado pronto, pero
aun así debo decirlo. Te amo Kate Beckett, te amo tanto que a veces duele. Sé
que eres la mujer de mi vida. Y sé que quiero pasar el resto de mi vida junto a
ti. Nunca me iré de tu lado mientras tú quieras que ese sea mi lugar. Nada ni
nadie podrá separarme de ti, si tú no quieres. Te amo por siempre y para
siempre.
Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas, en su cerebro solo se
repetía un reproche. ¿Por que Richard, porque rompiste tu promesa?
22 nov 2013
¿y si fuera ella? 17
Aquella mañana como cada día Castle anunciaba su llegada a la comisaria
por el olor a café recién hecho, una vez al lado de la mesa de la detective
Beckett le tendía su café a la misma la cual se lo agradecía con su habitual
sonrisa. El escritor se sentó junto a la detective mientras esta terminaba de
rellenar el informe del último caso resuelto. Mientras él simplemente la
observaba.
Cuando vio que la detective levantaba la cabeza de los documentos por fin
se decidió a hablar.
-¿Ya termino detective Beckett?-viendo como ella asentía sonrió- menos
mal porque comenzaba a aburrirme.
-Ya, tiene mucha cara escritor, algún día me tendrá que explicar porque
tengo que aguantar que me siga cada día por toda la ciudad y en cambio nunca
puede ayudarme con el papeleo.
-Es fácil, el papeleo es aburrido y seguirte es apasionante –decía
poniendo cara de ser lo más obvio del mundo- y ahora que has terminado con eso
podríamos hacer algo divertido.
-Veras Castle, estamos trabajando, bueno unos más que otros –levantaba la
ceja- así que no podemos empezar con uno de tus jueguecitos.
-Auch, eso ha dolido –ponía su mano en el corazón simulando el dolor que
sufría por lo dicho por la detective.
-Oh vamos Castle, creía que lo tuyo era la escritura y no el actuar
–decía ella soltando una carcajada por la reacción del escritor.
-Beckett, ¿siempre quisiste ser policía? –Preguntaba al fin mirándola
fijamente a los ojos.
La pregunta dejo por un momento descolocada a la detective ya que no se
la esperaba. Y eso que en los meses que ya habían pasado juntos había aprendido
que con el escritor cerca se podía terminar hablando de cualquier cosa que le
pasara por el cerebro.
20 nov 2013
¿Y si fuera ella? 16
Relajarse eso era lo único en lo que la detective Beckett pensaba tras
cerrar el caso que les había llevado de cabeza los últimos días. Solo pensaba
en llegar a casa y darse un relajante baño de espuma, tal vez acompañar el baño
con una copa de buen vino y lectura de un buen libro.
Castle por su parte tan solo quería salir del recinto, llegar a casa y
salir con su niña a cenar pizza como le había prometido hacia unos días.
Laine y la detective se encontraron a la salida de la comisaria, ambas
estaban agotadas. Los planes de la forense para esa tarde noche incluían a
Javi, como así se lo comento Laine a su amiga. Querían intentarlo de nuevo.
La única duda que se le planteo a la detective fue a cerca del libro que
empezaría a leer mientras tomaba su baño. No quería algo que fuera demasiado
denso, tras mucho pensarlo se decidió por el último libro que le había regalado
Laine “No me mires así”, con el reposando en el borde de la bañera junto a la
copa de vino la detective comenzó a desnudarse para por fin tomar su tan
deseado baño. Cuando por fin sus músculos entraron en contacto con la calidez
del agua de su boca broto un suspiro.
Castle se disponía a abrochar la cazadora de su hija para por fin salir a
dar un paseo y tomar su ansiada pizza. Los ojos de la pequeña estaban fijos en
los de su padre y en su boca aparecía una tenue sonrisa.
-Papa –se decidía por fin la pequeña a preguntar a su padre lo que
llevaba ya un rato pasando por su mente- ¿podemos invitar a la detective
Beckett a pizza?
-Anda, ¿y esa pregunta?- La cara del escritor era de total sorpresa- ¿Ya
te has cansado de estar a solas con tu viejo padre?
-Anda ya, no seas tonto, tú no eres viejo –respondía totalmente seria la
pequeña- es que… estaba pensando que ella estará sola en casa y como el trabajo
esta vez ha sido duro igual necesita salir y despejarse un poco.
-Eh, ya, es cierto que estará sola. Pero quizás es lo que ella quiere.
Quizás a la detective le gusta la soledad.
-Papa, cuando tú estás muy, muy cansado y llegas a casa tras un caso de
los malos te gusta que estemos juntos y que nos distraigamos ¿no?-viendo como
su padre asentía la pequeña decidió continuar- pues supongo que a la detective
le pasara lo mismo. Pero ella no me tiene a mi-terminaba su explicación con una
sonrisa.
-No vas a parar hasta que la llame ¿verdad? Estaba bien. La llamare pero
si dice que no, no insistiremos ¿de
acuerdo?
¿y si fuera ella? 15
Habían pasado cerca de cuatro meses desde que Richard Castle había estado
considerado sospechoso en un asesinato, casi cuatro meses desde que la detective
Beckett había visto como su pasado entraba de golpe en su presente. Durante todo este tiempo ambos habían continuado teniendo contacto,
viéndose a diario, ya que el escritor había logrado, gracias a su amistad con
el alcalde, quedarse como colaborador civil en la comisaria.
Cuatro meses desde que todos los recuerdos y sentimientos que la
detective creía tener encerrados baja cien llaves habían decidido escapar de su
prisión y golpearla casi a diario.
Cuatro meses en los que Martha veía a diario una sonrisa en el rostro de
su hijo. Tiempo en el que ella comenzaba a sentir a su hijo cada vez más cerca,
en el que sentía como aquel hijo que había perdido hace 16 años se iba
acercando a casa.
Cuatro meses en los que el escritor había recuperado su ritmo de escritura
gracias a la decisión que tomó una noche de basar su nueva novela en la
detective Beckett. Tiempo que había hecho que su curiosidad por la detective
diera paso a la admiración que sentía por ella a día de hoy. Tiempo que había
logrado que él sintiera que aquella comisaria era su casa.
Aquella mañana sin embargo en su rostro no había sonrisa, en su lugar
había un rostro demasiado serio y bajo sus ojos se podían ver unas grandes
ojeras lo cual dio a Martha una idea de la mala noche que su hijo había pasado.
Ni tan siquiera Alexis fue capaz de sacar una sonrisa de su padre cuando se le
acerco y le disparo con su pistola láser. Él tan solo la miro y acto seguido se
giro encaminándose hacia su despacho cerrando la puerta del mismo tras él.
Martha no tenía dudas, algo había sucedido aquella noche y por primera
vez en todos aquellos meses sintió miedo. El teléfono de Castle sonó, Martha
vio que la persona que llamaba era la detective y por instinto contestó. Kate
se extrañó que fuera ella la persona que respondió y más aun cuando Martha le
dijo que Castle había dejado su móvil olvidado en la cocina y que el escritor
se había encerrado en su despacho. Martha le relato sus miedos, las ojeras de
Castle, la tristeza que parecía haberse adueñado de él aquella mañana.
Ese día no iba a salir como la mayoría de nuestros protagonistas habían
imaginado al despertarse.
-No se Laine, Martha se escuchaba realmente preocupada –comentaba la
detective a su amiga, ambas habían decidido salir a comer ya que el caso se
resolvió en un momento.
- A ver cariño, ¿por que la preocupación?, todos alguna vez pasamos una mala
noche o nos levantamos con el pie izquierdo pero no por eso hay que hacer un
mundo –decía la forense tratando de quitar hierro al asunto.
- Ya si en el fondeo tienes razón. Sé que es absurdo asustarse porque
Castle haya dormido mal o haya decidido tomarse el día libre de la comisaria.
Pero es que ni siquiera su hija logro que sonriera.
-Pues eso, como tú dices es absurdo. Pero si te quedas más tranquila
porque no te pasas por su casa y le haces una visita.
18 nov 2013
¿Y si fuera ella? 14
Ya en la comisaria la detective Beckett se puso a repasar el antiguo caso
sobre Richard Rodgers en el que se vieron envueltos policías corruptos, uno de
ellos era Collins.
Durante el caso se demostró que tanto Collins como su compañero no solo
aceptaban sobornos de la mafia irlandesa sino que al mismo tiempo ejercían de
traficantes. También se pudo demostrar que fueron Collins y su compañero los
que habían ordenado el asesinato del mejor amigo de Richard así como la
colocación de pruebas falsas para tratar de incriminar a Richard.
Finalmente ambos policías fueron condenados a cadena perpetua, con
posible revisión a los 20 años.
Como ella había pensado tras la conversación mantenida con su padre, el
detective Collins tenía un hijo, su nombre era Nick Collins. En el momento de
la detención del policía su hijo contaba con 16 años, y realizaba sus estudios
en St. Stanislaus Kostka School.
Ahí estaba la relación con Castle. De alguna forma Collins había logrado
averiguar quién era realmente Castle y había comenzado a urdir su venganza.
Horas más tarde la detective se encontraba en la sala de interrogatorios
número 3 con el sospechoso.
-A ver, deja de jugar conmigo ¿vale? Tenemos tus huellas, tu ADN, las
fotos, los mails. ¿En serio quieres seguir diciendo que no sabes porque te hemos
detenido? ¡Venga ya!, mi tiempo es oro y no lo pienso seguir malgastando con un
engendro como tú. Es fácil, venga cuéntame cómo paso y todo esto terminara y me
podre ir a mi casa. Aunque ¿sabes una cosa?, incluso me podría saltar esta parte
–se ponía en pie y se acercaba al detenido, apoyaba una de las manos en la mesa
y con la otra giraba la cara de Collins- escucha te voy a contar una historia.
Hace 16 años fueron detenidos dos policías, acusados de tráfico de drogas,
asesinato, sobornos. El principal testigo de la acusación fue un chaval llamado
Richard Rodgers, que conocía de sobra el juego sucio de aquellos policías ya
que lo había sufrido en sus carnes. Gracias a su testimonio y a todas las pruebas
reunidas aquellos polis corruptos fueron condenados. Lo curioso es que uno de
ellos era tu padre, debió de ser duro para un chaval descubrir que su padre tan
solo era un delincuente…-Collins no aguanto más y comenzó a gritar.
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