La luz que entraba por la ventana hizo que Kate se
despertara, instintivamente extendió su brazo buscando a la persona que había
dormido junto a ella. No encontró a nadie, el otro lado de la cama estaba
vacío, se giro comprobando que efectivamente a su lado no había nadie.
Lentamente salió de la cama, decidió ponerse una bata de seda, que encontró en
el sillón de la habitación, sobre la ropa de dormir y caminó hacia la cocina
esperando encontrar allí a su compañero de sueño.
Se paró en el salón desde el cual se veía perfectamente la
cocina, allí estaba él preparando el desayuno. La detective se extrañó al verle
ya duchado y vestido, aquello según ella pensó no podía ser bueno.
El escritor se giró como si hubiera notado la presencia de
ella. Intentó sonreír pero tan solo logro que saliera una mueca rara.
-Buenos días Beckett, estoy preparando el desayuno. He bajado
a comprar cruasanes, el zumo ya está y el café estará listo en un segundo.
Siéntate y te lo voy sirviendo –la detective sintió una profunda tristeza al
escuchar que volvía a ser Beckett para él.
- Gracias Castle, no tenias que haberte molestado. ¿Hace
mucho que estás levantado?
-Hace un par de horas. Me desperté y no lograba quedarme
dormido de nuevo, así que decidí levantarme para que tú pudieras continuar
durmiendo. Bueno me tomo el café y me marcho.
-¿Ya?, me refiero desayuna como es debido. No hay prisa.
-No quisiera que tuvieras problemas con Josh por mi culpa.
Debe estar a punto de llegar para que os vayáis a donde fuera que ibais.
Aquello no se lo esperaba la detective, Castle creía que ella
aun estaba con el médico. Inmediatamente pensó que debía sacarle de su error.
-Tranquilo, no hay problema. Josh y yo lo hemos dejado –Kate
miró al escritor intentando descifrar que pasaba por su cerebro tras escuchar
que ella era libre.
-¿Por qué lo habéis dejado? Y ¿Cuándo?
-Fue el día, el día de tu desaparición. Sabes me gustaba, me
gustaba mucho, pero con eso no es suficiente.
-Lo siento, siento haberte causado problemas. No debí
desaparecer de aquella forma.
-Cierto, no debiste hacerlo. No es culpa tuya que Josh y yo
hayamos roto. Ya te digo que no es suficiente con que me gustase. Necesitaba
algo más.
El escritor se quedo pensando durante unos segundos. Parecía
que su cerebro intentaba entender el trasfondo de las palabras dichas por la
detective. Finalmente bebió un sorbo del café y dejó la taza sobre la encimera.
-De todas formas debo marcharme. Hoy tengo la fiesta de
presentación del libro. Espero que puedas asistir. Beckett, aun tenemos mucho
de lo que hablar. Y he pensado que deberíamos hacerlo cuanto antes. Qué te
parece si mañana vienes a casa a comer, mi madre y Alexis no estarán allí.
Viéndole marchar la detective sintió miedo, miedo por lo que
pasaría tras aquella conversación. Estaba intranquila no había sido capaz de
descifrar que pasó por la mente del escritor al escuchar que el médico y ella
habían cortado. Respiro profundamente pensando que en veinticuatro horas sabría
si había alguna posibilidad para ellos o por el contrario ellos eran historia.
Por fin llego el temido día, la detective había pasado una
mala noche no había logrado conciliar el sueño más de dos horas seguidas.
Estaba nerviosa. Se encontraba parada frente a la puerta de Castle pero no se
decidía a picar la puerta. Al otro lado de aquella puerta el escritor caminaba
por el salón, intentaba organizar sus ideas y sobre todo intentaba saber si en
aquella conversación debería sacar el tema de la madre de Beckett. Por más
vueltas que le había dado durante la noche no había llegado a ninguna
conclusión. Sabía que cuanto más lo dejara más se enfadaría ella, pero le daba
miedo la reacción que Beckett pudiera tener.
Por fin la detective se armo de valor y golpeo aquella
puerta.
-Buenos días Beckett, adelante.
-Hola Castle –sintió los labios de él en su mejilla aquel
gesto de él la calmó al instante.
-Quieres una copa de vino, un café, una cerveza. Lo que
prefieras. Tú dirás – su voz denotaba el nerviosismo que sentía.
-Un café estaría bien, gracias.
Ambos se dirigieron a la cocina, el escritor sirvió dos tazas
de café y se encaminaron la salón.
-Como es que Martha y Alexis no están –preguntó ella
intentando romper la tensión que había en aquella casa.
-Se han ido a pasar el día con Henry. No sé cuándo se va a
dar cuenta mi madre de que su destino es estar con Henry.
-Ya, desde siempre pensé que ellos volverían a estar juntos.
Me sorprendió ver que no lo estaban cuando regresé a vuestras vidas. Supongo
que desde fuera vemos algo que ellos no ven.
-Pues entonces están ciegos, porque está clarísimo que ambos
están enamorados. Solo pierden el tiempo. Se les olvida que ya no son dos
jovencitos.
-Castle no seas gruñón. Esperemos que se den cuenta pronto. Y
no dejen pasar otros diecisiete años para estar juntos.
-Hablamos de ellos, ¿verdad? Son ellos los que deben darse
cuenta de lo que sienten. Son ellos los que están ciegos. Son ellos lo que hace
tiempo que deberían estar juntos. ¿Cierto?
-Sí Castle hablamos de ellos –la detective no lo iba a poner
tan fácil.
-Kate, lo siento. Siento todo lo que ha pasado entre
nosotros. Siento el daño que te he podido causar. Siento estos diecisiete años.
Siento haberte echado de mi lado. Siento haberte dejado sola. Siento mi
comportamiento cuando nos reencontramos. Lo siento mucho.
- Por qué, porque me echaste de tu lado. Nunca lo entendí.
Podríamos haberlo superado juntos. Yo podría haberte ayudado a volver a ser el
de antes.
-Un día me desperté, no sabía que había ocurrido. Y cuando
quise moverme no podía. Quise decir hola pero no salió ningún sonido de mi
garganta. Empezó a entrar gente en mi habitación que al principio se sentían
alegres pero cuando el médico les decía como me encontraba todos rompían a
llorar. Podía ver su dolor. Igual que vi el tuyo cuando entraste en aquella
habitación.
-Claro que sentía dolor, pero estaba tremendamente feliz
también, porque por fin mi novio había vuelto a la vida. Por fin tras meses de
angustia estabas entre los vivos. Es cierto que cuando Henry me explico tus
secuelas me sentí morir, pero enseguida me di cuenta que aquello no era nada,
porque estabas vivo.
- No vi felicidad en tu cara, solo sufrimiento. Quizás vi lo
que quise ver. Empecé a pensar en cómo sería mi vida a partir del momento en el
que desperté. Quedaban años para volver a ser el de antes. Y fui egoísta.
Decidí centrarme en mí. Decidí usar todas mis fuerzas en intentar recuperarme.
Por eso os alejé a todos.
-Pero juntos, habríamos tenido el doble de fuerzas. Juntos
podría haberte animado cuando tú desfallecieras. Habrías podido apoyarte en mí.
-Lo sé, ahora lo sé. Pero entonces solo pensé que serías un
lastre en mi recuperación y además no quería ser una carga para ti.
-Una carga, ¿como ibas a ser una carga? Te amaba. Nunca
habrías sido una carga. Y nunca habría interferido en tu recuperación.
-Tú tendrías sueños, ese año terminábamos el instituto y
seguramente tú querrías ir a la universidad.
-Habría escogido una cercana, habríamos podido seguir
viéndonos.
-Kate, ¿te estás escuchando? Habrías cambiado tus planes por
mí. Y eso yo no podía consentirlo. Además nada me garantizaba que un día me
recuperase. Y si no lo lograba nunca, no quería tener a mi alrededor gente que
me recordase quien había sido. Y seguía sin saber quien eras. Bueno ahora
tampoco es que recuerde gran cosa. Pero ahora si se quién eres.
-Rick – realmente la detective no sabía que decir.
-Siempre pensé que recuperaría la memoria un día. Y entonces
iría a buscar a toda la gente que mande lejos de mí. Pero eso nunca sucedió.
Con el tiempo aprendí a vivir sin saber nada del chico que fui. Borre de mi
mente los deseos de saber cómo era. Prohibí que me hablasen de él. Si él me
había dejado, yo viviría sin él. Y me inventé un nuevo yo, Richard Castle.
-Y dejaste fuera todo lo que estuviera relacionado con
Richard Rodgers. Te odie. Dios te odie tanto. No te puedes imaginar la falta
que me hiciste. Mi vida desde el día en el que me echaste de tu habitación fue
un horror. Cada noche lloraba y soñaba con todo lo que nos habíamos perdido. Te
odie por conducir y tener el accidente, te odie por dejarme sola. Te odie por
no estar junto a mí en los peores días de mi vida. Te necesite tanto junto a mi
cuando mi madre murió.
-Lo siento Kate, siento no haber estado ahí para ti. Lo
siento tanto.
-El día del funeral cuando vi aparecer a tu madre sola,
terminé de hundirme. Aquel día me juré a mi misma que nunca más nadie entraría
en mi corazón. Nunca más dejaría a nadie ser tan importante para mí como para
querer morirme si esa persona faltaba. Cree un muro en mi interior y deje
dentro de él mis sentimientos. Tras aquel muro quedo la Kate Beckett que había
existido hasta que dos de las personas más importantes de su vida la habían
abandonado.
-En aquel accidente mucha gente salió herida. Y aun hoy hay
personas que sufren por lo que aquel día sucedió.
-Sabes, me costó pero mi mundo por fin estaba equilibrado y
un día volviste a él. Lo pusiste todo patas arriba. Todos los sentimientos que
creía muertos renacieron cuando te vi frente a mí.
-Pero no sabía quién eras. Y además me comporte como un
completo idiota.
-Sí, lo hiciste. Me dieron ganas de pegarte un par de tortas
para que reaccionaras y dejaras de comportarte como un idiota.
-Sabes, desde el momento en el que te vi sentí algo dentro de
mi. No sé explicarlo, pero fue como si necesitase estar cerca de ti. En todos
aquellos años que habían pasado desde mi accidente, nunca había sentido eso por
ninguna mujer. Ni siquiera con la madre de Alexis sentí eso. Cuando alguien me
preguntaba porque terminaba con aquellas mujeres yo solo podía contestar no es
ella.
-¿No es ella? A que te referías.
-Siempre había algo dentro de mi que me decía que esas
mujeres con las que estaba no eran la persona que buscaba. Era como si mi corazón
y mi alma ya estuvieran enamorados. Y ninguna era la mujer que hacía que mi ser
fuera feliz.
-¿Me estas queriendo decir que has estado enamorado de mi
todos estos años?
-Estoy diciendo que mi alma y mi corazón tenían dueña. No
sabía que la dueña eras tú.
-Sabes, durante todos estos años comparaba a los hombres con
los que estaba contigo. Y al final todos perdían. Los besos que me daban no
sabían cómo los tuyos. Sus sonrisas no eran la tuya, ni sus manos, ni sus ojos.
Pero sobre todo, con ninguno me sentí tan segura como me sentía contigo.
Ninguno me daba la paz que encontraba al estar junto a ti. Luchaba contra eso,
pero daba igual siempre sentía que te estaba traicionando.
-Sabes, al poco de empezar a trabajar en la 12. Solo lo hice
por estar junto a ti. Comenzaron mis sueños. Siempre el mismo. Yo prometiendo
amor eterno a una joven. Yo prometiendo que nada ni nadie me separaría de ella
mientras ella quisiera que estuviera allí.
-Granada. Me lo prometiste en Granada.
-Decidí comenzar con terapia. Necesitaba descubrir algo más.
Pero lo único que descubrí es que me había enamorado de la detective Beckett y
eso me hacia sufrir. Porque creía que estaba traicionando a la chica de mis
sueños.
-Te enamoraste de mi –las lagrimas de la detective hacía
mucho tiempo que habían comenzado a bañar su cara- Yo lo estaba de ti. Pero aun
así te fuiste. Cuando más cerca te sentía decidiste alejarte de mí. Como otro
verano de hace muchos años. Y sentí que te volvería a perder. Dios me enfade
tanto por eso, que decidí que ya había esperado suficiente por ti. Que era hora
intentar vivir. Y fue cuando conocí a Josh. Me hacía sentir bien, me divertía
con él, y pensé que quizás él era la persona que me haría olvidarte.
-Me fui, porque necesitaba ordenar mi cerebro. Necesitaba ser
capaz de amarte sin pensar que traicionaba a otra persona. Pero regrese
sintiendo que el amor que sentía por ti era malo, seguía sintiendo que era una
traición. Regresé y lo primero que hice fue ir a verte, aun con traición
necesitaba verte. Pero me dijiste que estabas con alguien y creí morir. Me
enfade. Entre en casa gritando, mi madre no entendía nada. Y cuando se lo conté
me dijo que te diera una oportunidad que así tal vez descubriría que Kate
Beckett tenía mucho de la mujer de mis sueños.
-Siento como te conté lo de Josh, pero supe que o lo hacía
así o nunca sería capaz de decirte que estaba con alguien. Claro que tenía
mucho de la mujer de tus sueños, como que era yo la que aparecía en ellos.
-Y entonces aquella noche, te recordé. Y sentí que me ahogaba
en mi casa. Necesité recorrer nuestros lugares. Necesité también alejar de mí
el sentimiento de traición. Me sentía engañado. Tú siempre habías sabido quien
era yo. Sentía que habías jugado conmigo.
-Pero yo nunca lo hice. Tan solo quería que te enamoraras de
mí nuevamente. Nunca jugaría contigo. Eres mi vida.
-Se que no lo harías, por eso te dije que no podíamos hablar
aquella noche. En mi cama decidí que quería luchar por estar de nuevo con mi
amor. Pero empezando de cero. Dejando atrás el pasado. Olvidando lo que fuimos.
Viendo si realmente queremos a las personas en las que nos hemos convertido.
Necesito saber que te amo a ti, y no a tu recuerdo. Y creo que tú necesitas
enamorarte de mí, y no de quien fue tu novio hace tantos años.
-Castle, soy consciente de que necesitamos volver a
conocernos. Que necesitamos enamorarnos de quien somos ahora. Pero yo hace
tiempo que he dejado fuera a Richard Rodgers, poco a poco Castle le ha ido
ganando terreno. Quiero tener una oportunidad contigo. Y la quiero empezando
sin pasados que nos lastren.
-Bien, los dos queremos lo mismo –por fin el escritor sintió
que era el momento de dejar todo el pasado tras de sí. Tomo las manos de la detective
entre las suyas- Kate, estuve fuera el verano también por otra razón.
-¿Debería asustarme? – La detective viendo la cara de Castle
supo que no le gustaría lo que tenía aun que escuchar-
-Igual después de que te lo cuente no quieres saber nada más
de mí. Pero no quiero engañarte. No quiero que entre nosotros haya más
secretos. Estuve investigando el asesinato de tu madre –por la cara de Kate
supo que aquello no terminaría bien.
Beckett no podía creer lo que terminaba de escuchar.
-Como que has estado investigando el asesinato de mi madre.
Por qué no puedes dejar las cosas quietas. Es un tema demasiado doloroso para
mí. No deberías haber hecho nada. Joder, después de mucho tiempo aprendí a
vivir con el hecho de que nunca sabríamos quien la había matado. Y ahora llegas
tú y decides remover la mierda.
La detective se puso en pie y camino decidida hacia la puerta
de aquella casa. Ahora era ella la que se estaba ahogando y necesitaba salir de
allí.
-Kate, se quién y por qué ordeno su asesinato –logro decir el
escritor antes que Beckett saliera por la puerta.
Al escuchar aquella frase Kate frenó su caminar, se giró
lentamente y se quedo quieta mirando los ojos de su acompañante. Tan solo
esperaba la continuación de la frase.
-No te voy a dar un nombre sin más. Tengo que explicarte
todo.
-No quiero saber nada sólo quiero el nombre del cabrón que asesinó
a mi madre. El resto no me interesa.
-No Kate, lo haremos a mi forma. Tendrás que escucharme porque
sino nunca sabrás quien lo ordeno. Además deberás prometer que no saldrás a
buscarlo.
Beckett no podía creer lo que estaba escuchando. Se
preguntaba como Castle podía estar pidiéndole que no matase a la persona que
había terminado con la vida de su madre.
-No Castle, esto no es un juego. Tú me dirás el nombre y lo
que yo haga o deje de hacer no será cosa tuya –la cara de la detective denotaba
lo tremendamente enfadada que estaba en ese momento.
Caminó hasta ponerse frente a Castle y esperó su contestación
con un tremendo odio en sus ojos.
-No Kate, te equivocas. Sí es cosa mía. Yo decidí investigar,
así que sí es cosa mía. No voy a permitir que destroces tu vida por una
decisión que yo tomé.
No vio venir el golpe, pero lo sintió llegar justo a su mejilla.
Fue de tal magnitud que le hizo tambalearse.
-Castle, me dirás el nombre. Solo de ti depende que sea por
las buenas o por las malas. A mí me da igual, pero saldré de aquí con un
nombre.
-Si te importa algo, si aun sientes por mi ese amor que
dices, me escucharas.
-¿Si me importas? Eso ahora ya da lo mismo. Esto no va sobre
si te amo o no, o sobre si tú me amas o no. Esto va sobre la persona que
termino con la vida de mi madre. Solo quiero que me des el nombre. No hagas que
sea por las malas.
-No Kate, me escucharás. He mandado toda la documentación al
FBI. Ellos serán los encargados de hacer justicia. Justicia Kate, no venganza.
Tu madre fue asesinada por buscar siempre la verdad y por querer que aquella
estuviera siempre por encima de todo. La justicia y la verdad era lo más
importante para Johanna Beckett. ¿Quieres destrozar todo aquello por lo que
ella dio su vida?
La detective se dejaba caer, no podía seguir con la pose de
frialdad. Se estaba muriendo de dolor por dentro. Había vuelto a aquella noche
del 9 de enero y volvía a sentir lo
mismo que entonces. Castle tan solo se acerco hasta ella y la tomó en sus
brazos. La levanto del suelo y fue con ella hasta la habitación, recostándola
en su cama, él se sentó en el suelo junto a ella.
-Cuéntamelo, Rick, cuéntame la historia –la voz de la
detective era apenas un susurro.
Decidió contar todo lo que descubrió. No se dejo nada. Con
cada palabra veía como Kate se rompía un poco más pero no podía parar. Beckett
debía saber la verdad por muy dolorosa que fuera.
Un nombre resonó en el cerebro de Beckett, Vladimir Volkov.
Ese era el nombre de quien había ordenado matar a su madre. Ese era el nombre
le la persona que le había arrancado una parte de su ser.
-Ellos harán justicia, Kate. Y tú por fin verás como el hombre
que destrozó tu familia es condenado. Por fin podrás dormir tranquila, por fin
tu madre tendrá su recompensa.
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