Relajarse eso era lo único en lo que la detective Beckett pensaba tras
cerrar el caso que les había llevado de cabeza los últimos días. Solo pensaba
en llegar a casa y darse un relajante baño de espuma, tal vez acompañar el baño
con una copa de buen vino y lectura de un buen libro.
Castle por su parte tan solo quería salir del recinto, llegar a casa y
salir con su niña a cenar pizza como le había prometido hacia unos días.
Laine y la detective se encontraron a la salida de la comisaria, ambas
estaban agotadas. Los planes de la forense para esa tarde noche incluían a
Javi, como así se lo comento Laine a su amiga. Querían intentarlo de nuevo.
La única duda que se le planteo a la detective fue a cerca del libro que
empezaría a leer mientras tomaba su baño. No quería algo que fuera demasiado
denso, tras mucho pensarlo se decidió por el último libro que le había regalado
Laine “No me mires así”, con el reposando en el borde de la bañera junto a la
copa de vino la detective comenzó a desnudarse para por fin tomar su tan
deseado baño. Cuando por fin sus músculos entraron en contacto con la calidez
del agua de su boca broto un suspiro.
Castle se disponía a abrochar la cazadora de su hija para por fin salir a
dar un paseo y tomar su ansiada pizza. Los ojos de la pequeña estaban fijos en
los de su padre y en su boca aparecía una tenue sonrisa.
-Papa –se decidía por fin la pequeña a preguntar a su padre lo que
llevaba ya un rato pasando por su mente- ¿podemos invitar a la detective
Beckett a pizza?
-Anda, ¿y esa pregunta?- La cara del escritor era de total sorpresa- ¿Ya
te has cansado de estar a solas con tu viejo padre?
-Anda ya, no seas tonto, tú no eres viejo –respondía totalmente seria la
pequeña- es que… estaba pensando que ella estará sola en casa y como el trabajo
esta vez ha sido duro igual necesita salir y despejarse un poco.
-Eh, ya, es cierto que estará sola. Pero quizás es lo que ella quiere.
Quizás a la detective le gusta la soledad.
-Papa, cuando tú estás muy, muy cansado y llegas a casa tras un caso de
los malos te gusta que estemos juntos y que nos distraigamos ¿no?-viendo como
su padre asentía la pequeña decidió continuar- pues supongo que a la detective
le pasara lo mismo. Pero ella no me tiene a mi-terminaba su explicación con una
sonrisa.
-No vas a parar hasta que la llame ¿verdad? Estaba bien. La llamare pero
si dice que no, no insistiremos ¿de
acuerdo?
La insistencia del teléfono sonando hizo que la detective interrumpiera
su lectura y dejase a un lado el libro. Por su mente tan solo pasaba la
necesidad imperiosa de que la llamada no fuera por un nuevo caso. Cuando por
fin llego hasta el móvil este había dejado de sonar. Antes de llamar observo
que no se había parado a coger una toalla por lo cual había puesto perdido de
agua todo el suelo desde el baño hasta el salón y se rió al darse cuenta de que
se encontraba en medio del su salón completamente desnuda. Inmediatamente poso
su mirada en las ventanas esperando que ningún vecino estuviera cotilleando.
Decidió que lo mejor sería volver a su baño de camino comprobó que la llamada
era de Castle una sonrisa se dibujo en su cara.
-Castle –contestaba sin mirar quien llamaba-
-Hola Castle soy Beckett. Perdona pero antes no me dio tiempo a llegar al
teléfono a tiempo –se disculpaba la detective.
-Ah, hola Beckett, no pasa nada tranquila. Te llamaba porque Alexis y yo
vamos a salir a dar un paseo y luego a cenar pizza y hemos pensado que igual te
apetecía. Pero si andas ocupada no pasa nada.
La mandíbula de la detective se había desencajado al escuchar la
propuesta del escritor.
-Beckett estas ahí –preguntaba Rick por el silencio existente al otro
lado de la línea- no Alexis aun no ha contestado de echo creo que se ha cortado
porque no dice nada. Beckett, Beckett, eo, eo, eo .¿hay alguien ahí?
Una vez repuesta de le impresión por fin la detective pudo contestar.
-Perdona Castle, se me escurrió el teléfono. ¿Me decías? –se me escurrió
el teléfono, esa es la mejor excusa que se te ocurre le decía su mente.
-Ah vale, pensé que se había cortado. Te decía que si te apetece salir a
cenar pizza con Alexis y conmigo.
-No se no quiero molestar, tenias planes padre-hija. –vamos Kate te
mueres por salir con ellos, que haces diciendo que no se.
-Tú no molestas nunca. –al otro lado del teléfono a Kate tras escuchar
esa frase se le dibujaba una gran sonrisa- además ha sido idea de mi hija.
Kate dejo de sentir inmediatamente la alegría que había sentido al
escuchar la invitación del escritor una vez que éste pronuncio que la idea no
había salido de él.
-Bueno Castle, entonces no me puedo negar. Si Lex quiere que cene con
vosotros tengo que ir. Donde quedamos
Tras discutir bastante el escritor se salió con la suya y Alexis y él
pasaron a buscar a la detective.
Cualquiera que les mirara diría de ellos que eran una familia. La estampa
no podía ser más hermosa. La detective y el escritor no paraban de reír con las
ocurrencias de la pequeña. A veces cuando Alexis comenzaba uno de los relatos
de sus aventuras en la escuela Kate y Richard se miraban y se sonreían. Tras
abonar la cuanta los tres salían del local habían decidido que la noche
continuaría con sesión de cine en casa del escritor, a fin de cuentas el día
siguiente era sábado y ninguno de los tres tenían que madrugar.
Como no podía ser de otra forma la persona que escogió la película fue
Alexis. Y contra lo que Kate esperaba la pequeña escogió una peli de zombis. Antes de comenzar la película Castle preparó un par de boles de
palomitas. Uno de ellos con palomitas saladas y el otro dulces.
Alexis se sentó en el suelo a los pies del sofá que se encontraba frente
a la pantalla de cine, Richard y Kate se acomodaron en aquel gran sofá.
No podía evitarlo cada vez que una escena le hacía sentir miedo la
detective se acercaba un poco más al escritor, al finalizar la película Kate se
encontraba sentada casi encima de él. Agarraba con fuerza el brazo derecho de
Richard, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del escritor.
-Bueno creo que es hora de que alguien de las buenas noches y se vaya a
la cama –rompía el silencio instaurado en aquella casa tras la finalización de
la película.
La detective soltaba inmediatamente el brazo del escritor y se sentaba
derecha en el sofá.
-Pero papi, mañana no tengo que madrugar déjame un ratito mas –intentaba
la pequeña chantajear a su padre poniendo su mejor carita de niña buena.
-No Alexis es muy tarde y aunque mañana no tengas cole lo que si querías
es que fuéramos al zoo. Y para eso no podemos levantarnos a las mil, ¿no?
-Ala, es cierto. Mañana es día de zoo. Kate te vienes al zoo –preguntaba
Lex girándose hacia la detective.
Pese a los ruegos de la pequeña Beckett se mantuvo firme en su primera
contestación. Ya le había prometido a su padre que pasarían el día juntos, así que aunque le fue imposible
aceptar la invitación.
Tras dar las buenas noches a su padre Lex se abrazo a Beckett y le dio un
gran beso en la mejilla.
Cuando la pequeña desapareció por
las escaleras Kate decidió que era la hora de marcharse.
-Castle creo que ya es hora de que yo me vaya a casa. Se ha hecho tarde y
mañana tampoco me quiero levantar a las mil, como tú dices.
-Vaya, yo pensaba ofrecerte un café y un trozo de pastel que hice esta
mañana. Pero si tienes que marcharte lo dejamos para otra ocasión –se notaba
algo de fastidio en su voz.
-Realmente suena tentador, pero de verdad que no quería levantarme muy
tarde mañana. –mierda, porque tenía que haber quedado con su padre justo ese
sábado.
-¿No la voy a convencer de que se quede verdad detective? –Hizo un último
intento poniendo la mejor de sus sonrisas.
Ella al ver esa sonrisa en la cara del escritor sintió que las piernas le
iban a fallar de un momento a otro. Reuniendo todas sus fuerzas logro al fin
contestar.
-De verdad que lo siento, no tienes idea de cuánto, pero no puedo
quedarme más. Nos vemos el lunes en comisaria-decía mientras se giraba hacia la
puerta.
-¿Adonde crees que vas Beckett? –decía Richard sujetándola del brazo-¿ no
pensaras que voy a dejar que bajes a la calle a esperar que pase un taxi? Lo
perfecto seria que te llevara a tu casa yo, pero dado que mi madre aun no ha
vuelto –esto último lo decía con cara de fastidio- y no puedo dejar sola a
Alexis, te llevaras mi coche.
La insistencia de Castle fue tal que a Beckett no le quedo mas remedio
que salir de aquella casa con las llaves del mercedes en la mano y la promesa
de que nada mas llegara a su casa llamaría al escritor para decir que ya había
llegado.
De camino a su casa Kate iba repasando la noche que había pasado. No
podía negar que aquella había sido una de las mejores noches que había tenido
en los últimos 16 años, por no decir la mejor. Se había imaginado que aquella
era su familia, y la idea le había encantado.
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