15 nov 2013

¿y si fuera ella? 12

 Tras aquella conversación con Martha su noche había sido larga y dura. Cuando el despertador emitió su clásico sonido, ella un no había logrado dormir. Por su cerebro habían estado pasando sin cesar imágenes de Rick, de los increíbles meses en los que pudieron disfrutar de su amor. Del dolor que sintió por verse fuera de la vida de su novio. Del dolor que sentía ahora que había descubierto todo el sufrimiento vivido por aquel hasta que había lograr reinventarse.
Durante demasiados años de su vida el odio que sintió por Rick había ocupado un gran espacio en su corazón. Pero después de la conversación aquel odio había desaparecido y solo quedaba vacío  Le aterraba sentir aquel éste.
Ya vestida, mientras se colgaba a su cuello la cadena con el anillo de su madre y ponía en su muñeca el reloj de su padre, en su cerebro aparecía una pregunta. ¿Y ahora qué?

Puntual como cada mañana llevaba a la comisaria, a su casa. Porque lo iba a negar allí dentro se sentía segura. Allí estaban sus amigos, esos que serian capaces de dar la vida por ella de la misma forma que ella lo haría por ellos.
Nada más llegar se dio cuenta de que aun necesitaba hablar con otra persona, necesitaba hablar con su amiga, necesitaba abrirse a la forense. Su cerebro le decía que a lo largo del día seguro que coincidía con ella y podría contarle algo de lo que le pasaba. Sonreía al recordar que en su última conversación le habló de los raros presentimientos que tenia, ahora sabia que aquello era “su pasado” alcanzando “su presente”.
La voz de Gates la sacó de sus pensamientos, devolviéndola a la realidad.

-Beckett a mi despacho, ya.


La detective entraba en aquel despacho y al instante sentía como su corazón dejaba de latir.

-Detective, el señor Castle ha solicitado colaborar con la policía en el caso relativo al asesinato de su ex novia. Ante su insistencia, y sobre todo debido a la llamada que el Alcalde ha realizado a esta comisaria –decía esto mirando con desaprobación al escritor- debo comunicarle que la petición del Señor Castle ha sido aceptada. Desde este momento se integrará como uno más en su equipo de trabajo.
-Pero, capitán, no creo que sea conveniente que un civil nos siga por toda la ciudad. No veo la necesidad – la detective estaba realmente descolocada, solo podía pensar en cómo iba a realizar su trabajo si él iba a estar a su lado-  no creo que…
- Detective, yo pienso como usted. Pero a mí me han impuesto la presencia del Señor Castle, y de la misma forma yo se la impongo a usted. Y Señor Castle, solo espero que no retrase la investigación o que no ponga en riesgo la seguridad de mis hombres, porque si eso sucede ni su amigo el alcalde podrá salvarlo de mi furia. ¿Le queda claro? –Preguntaba la capitán mirando fríamente al escritor.
-Capitán, no tengo la menor intención de retrasar la investigación. Más bien intentare encontrar las cosas que se hayan podido pasar por alto. En cuanto a la seguridad de sus hombres, lo único que diré es que antes de ponerlos en peligro abandonaría este trabajo. Se perfectamente el valor de una vida – ante aquella frase la luz de sus ojos se apagó.
-Pónganse a trabajar. Detective, comunique a sus hombres la nueva incorporación.

Tras las presentaciones, explicaciones y quejas por parte de Espo y Ryan, por fin se ponían de nuevo con el caso. Tras revisara cuidadosamente lo que tenían hasta aquel momento Castle lanzó una pregunta a los detectives.

-Beckett, habéis considerado que la cuartada de Nobel es verdadera, pero todo cambiaría si no lo fuera. Él dijo que su discusión fue porque Rachel le decía que la noche anterior había visto a la novia de Alex con otro hombre. Eso solo había 2 personas que podían saber si era cierto, Rachel que está muerta y Nobel que podría mentir.
-Castle, no es que hayamos considerado su coartada verdadera, es que la investigamos y efectivamente Nobel aquella noche estuvo donde nos dijo –decía Espo, mirando al escritor con cara de pocos amigos-
-Ya, habéis investigado –decía devolviéndosela al policía- pero yo también lo he hecho y ¿sabéis lo que he descubierto? ¿No lo adivinas poli? –Ante la cara de alucinado de Esposito, continuaba- vaya confiaba más en ti. Pues he averiguado que existen empresas que facilitan todo tipo de coartadas a quienes se las soliciten. Igual estaría bien que mirásemos si en este caso Nobel hizo algún abono a una de ellas, ¿no? Total por probar no perdemos nada, y tampoco tenemos una pista mejor.

Antes de que Javi Esposito pudiera abrir la boca, la detective Beckett tomó una decisión.

-Espo, Ryan, comprobar lo que Castle termina de proponer. Castle y yo iremos de nuevo a casa de la víctima, igual con otros ojos vemos algo que se nos pudiera haber pasado.

Tras investigar las cuentas de Nobel encontraron que efectivamente era cliente asiduo de la empresa Let it Go. Empresa que se dedicaba a proporcionar coartadas a sus clientes.
Aquello significaba que para la hora del asesinato Alex Nobel carecía de coartada, y si había mentido sobre eso también podía ser falso el motivo de la discusión que tuvo con la víctima.
De la visita realizada a casa de la victima de Beckett y Castle, se habían traído un Ipad, negativos de fotos, un móvil y un maletín lleno de dinero, que estaban escondidos en una habitación camuflada tras el armario. En la misma también encontraron varias pelucas, carnets falsos así como unas copas metidas en bolsas de plástico.
Ahora sabían que este caso no tenía nada que ver con celos, iba sobre algo mucho más gordo que aun no habían logrado descifrar. Beckett decidió bajar a la morgue a entregar las copas a Laine para ver encontraba huellas y ADN. Los negativos, Ipad fueron entregados a los equipos especialistas.
 Ya era tarde, y decidieron que continuarían al día siguiente. Así que todos comenzaron a recoger sus pertenencias.
 Ya estando en la puerta de la comisaria Castle dirigió su mirada hacia la detective Beckett.

-Detective, ¿cómo va a regresar a su casa? –Preguntó a la misma y viendo la cara de asombro de ella decidió explicarse- lo decía porque es tarde y no parece adecuado que vuelva sola. Si quiere podríamos compartir un taxi.

Aquella simple frase hizo que el cerebro de la detective la trasladase a 16 años atrás. Cuando de la boca de Richard había salido la misma frase y tras ella habían aparecido aquellos policías.

-Beckett, ¿se encuentra bien? –preguntaba Castle acercándose hasta la detective y mirándola con cierta preocupación ya que ella se encontraba con la mirada perdida y una lagrima había comenzado a surcar su mejilla.
-Disculpa, si tranquilo no me sucede nada –contestaba al fin la detective, intentando sonar lo más creíble posible y sintiendo sobre su brazo la mano de Castle- en cuanto a lo de regresar a casa, no te preocupes ese de ahí enfrente es mi coche así que volveré en él.
-¿Seguro?, me refiero a que de verdad ¿se encuentra bien?
-Sí Castle, de verdad me encuentro bien. Mañana continuaremos, vete a casa y descansa. Por cierto –decía girándose hacia el escritor- puedes tutearme siempre.

Unos minutos después el coche de la detective llegaba a su destino que no era otro que el apartamento de la forense. En otra zona de NY, en Tribeca un taxi dejaba en su vivienda al escritor.

-Marha ya he llegado –gritaba nada más entrar en su Loft.
-Hola Richard, que tal ha ido el primer día –una sonrisa apareció en la cara de la mujer, aquellas dos frases la habían transportado en el tiempo- ¿quieres una copa de vino y me lo cuentas?
- Pues la verdad es que ha ido mejor de lo esperado. Bueno no del todo, nadie está contento de que yo ande por allí. La capitán me ha amenazado, los compañeros de Kate Beckett me miran raro, sobre todo Javier Esposito. Y Beckett aun no tengo muy claro si ha perdonado mi comportamiento hacia ella durante su interrogatorio. Pero creo que por lo demás ha sido un buen día. –Relataba dejándose caer en el sofá- Además hemos encontrado nuevas pruebas, cuando Beckett y yo hemos ido a la casa de Rachel.
-Rick, es normal que te miren con recelo. No dejas de ser un civil que usando sus contactos de las altas esferas ha metido sus narices en su trabajo.
- Pero Martha yo solo trato de ayudar, de averiguar quién y porque ha matado a Rachel. No quiero dejarles sin trabajo, solo pretendo ayudar en la medida de lo posible.
-Seguro Rick que ¿esa es tu única intención?
-Claro, no sé porque me haces esa pregunta –decía  poniendo su mejor cara de chico que nunca ha roto un plato.
-Richard que nos conocemos, y sé que tienes otra intención pero aun no he logrado descifrar cual es. Y no me pongas esa cara, que soy tu madre y conmigo no surte efecto.
-Vaya, así que eres invulnerable a mis miradas y pucheros, y yo que creía que siempre me daban resultado –decía muerto de la risa- pero sí tienes razón estoy allí no solo para ayudar. Creo que la detective Beckett es perfecta para el personaje principal de mi nueva novela. Quiero empaparme de ella, quiero descubrir todo a cerca de ella. Pero también quiero resolver el asesinato de Rachel.
-Richard, crees que eso es una buena idea –descubrir todo de ella, esa frase retumbaba en la mente de Martha, aquello traería dolor- Me refiero a que igual a ella no le hace gracia verse en el futuro en una de tus novelas. Quizás deberías tener una charla con la detective.
-¿Tú crees? La verdad es que no había pensado en que la pudiera sentar mal. Pero quizás tenga razón, tal vez debería hablar con ella. Pero en todo caso lo hare cuando hayamos resuelto el caso de Rachel. Y ahora voy a ir a dar un beso a Lex, y tú deberías quedarte a dormir hoy aquí. Es tarde ya para que vuelvas sola a casa. – decía aquello poniéndose en pie y dejando un cálido beso en la mejilla de la mujer.

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