20 nov 2013

¿Y si fuera ella? 16

Relajarse eso era lo único en lo que la detective Beckett pensaba tras cerrar el caso que les había llevado de cabeza los últimos días. Solo pensaba en llegar a casa y darse un relajante baño de espuma, tal vez acompañar el baño con una copa de buen vino y lectura de un buen libro.

Castle por su parte tan solo quería salir del recinto, llegar a casa y salir con su niña a cenar pizza como le había prometido hacia unos días.

Laine y la detective se encontraron a la salida de la comisaria, ambas estaban agotadas. Los planes de la forense para esa tarde noche incluían a Javi, como así se lo comento Laine a su amiga. Querían intentarlo de nuevo.

La única duda que se le planteo a la detective fue a cerca del libro que empezaría a leer mientras tomaba su baño. No quería algo que fuera demasiado denso, tras mucho pensarlo se decidió por el último libro que le había regalado Laine “No me mires así”, con el reposando en el borde de la bañera junto a la copa de vino la detective comenzó a desnudarse para por fin tomar su tan deseado baño. Cuando por fin sus músculos entraron en contacto con la calidez del agua de su boca broto un suspiro.

Castle se disponía a abrochar la cazadora de su hija para por fin salir a dar un paseo y tomar su ansiada pizza. Los ojos de la pequeña estaban fijos en los de su padre y en su boca aparecía una tenue sonrisa.

-Papa –se decidía por fin la pequeña a preguntar a su padre lo que llevaba ya un rato pasando por su mente- ¿podemos invitar a la detective Beckett a pizza?
-Anda, ¿y esa pregunta?- La cara del escritor era de total sorpresa- ¿Ya te has cansado de estar a solas con tu viejo padre?
-Anda ya, no seas tonto, tú no eres viejo –respondía totalmente seria la pequeña- es que… estaba pensando que ella estará sola en casa y como el trabajo esta vez ha sido duro igual necesita salir y despejarse un poco.
-Eh, ya, es cierto que estará sola. Pero quizás es lo que ella quiere. Quizás a la detective le gusta la soledad.
-Papa, cuando tú estás muy, muy cansado y llegas a casa tras un caso de los malos te gusta que estemos juntos y que nos distraigamos ¿no?-viendo como su padre asentía la pequeña decidió continuar- pues supongo que a la detective le pasara lo mismo. Pero ella no me tiene a mi-terminaba su explicación con una sonrisa.
-No vas a parar hasta que la llame ¿verdad? Estaba bien. La llamare pero si dice que no,  no insistiremos ¿de acuerdo?


La insistencia del teléfono sonando hizo que la detective interrumpiera su lectura y dejase a un lado el libro. Por su mente tan solo pasaba la necesidad imperiosa de que la llamada no fuera por un nuevo caso. Cuando por fin llego hasta el móvil este había dejado de sonar. Antes de llamar observo que no se había parado a coger una toalla por lo cual había puesto perdido de agua todo el suelo desde el baño hasta el salón y se rió al darse cuenta de que se encontraba en medio del su salón completamente desnuda. Inmediatamente poso su mirada en las ventanas esperando que ningún vecino estuviera cotilleando. Decidió que lo mejor sería volver a su baño de camino comprobó que la llamada era de Castle una sonrisa se dibujo en su cara.

-Castle –contestaba sin mirar quien llamaba-
-Hola Castle soy Beckett. Perdona pero antes no me dio tiempo a llegar al teléfono a tiempo –se disculpaba la detective.
-Ah, hola Beckett, no pasa nada tranquila. Te llamaba porque Alexis y yo vamos a salir a dar un paseo y luego a cenar pizza y hemos pensado que igual te apetecía. Pero si andas ocupada no pasa nada.

La mandíbula de la detective se había desencajado al escuchar la propuesta del escritor.

-Beckett estas ahí –preguntaba Rick por el silencio existente al otro lado de la línea- no Alexis aun no ha contestado de echo creo que se ha cortado porque no dice nada. Beckett, Beckett, eo, eo, eo  .¿hay alguien ahí?

Una vez repuesta de le impresión por fin la detective pudo contestar.

-Perdona Castle, se me escurrió el teléfono. ¿Me decías? –se me escurrió el teléfono, esa es la mejor excusa que se te ocurre le decía su mente.
-Ah vale, pensé que se había cortado. Te decía que si te apetece salir a cenar pizza con Alexis y conmigo.
-No se no quiero molestar, tenias planes padre-hija. –vamos Kate te mueres por salir con ellos, que haces diciendo que no se.
-Tú no molestas nunca. –al otro lado del teléfono a Kate tras escuchar esa frase se le dibujaba una gran sonrisa- además ha sido idea de mi hija.

Kate dejo de sentir inmediatamente la alegría que había sentido al escuchar la invitación del escritor una vez que éste pronuncio que la idea no había salido de él.

-Bueno Castle, entonces no me puedo negar. Si Lex quiere que cene con vosotros tengo que ir. Donde quedamos
Tras discutir bastante el escritor se salió con la suya y Alexis y él pasaron a buscar a la detective.

Cualquiera que les mirara diría de ellos que eran una familia. La estampa no podía ser más hermosa. La detective y el escritor no paraban de reír con las ocurrencias de la pequeña. A veces cuando Alexis comenzaba uno de los relatos de sus aventuras en la escuela Kate y Richard se miraban y se sonreían. Tras abonar la cuanta los tres salían del local habían decidido que la noche continuaría con sesión de cine en casa del escritor, a fin de cuentas el día siguiente era sábado y ninguno de los tres tenían que madrugar.

Como no podía ser de otra forma la persona que escogió la película fue Alexis. Y contra lo que Kate esperaba la pequeña escogió una peli de zombis. Antes de comenzar la película Castle preparó un par de boles de palomitas. Uno de ellos con palomitas saladas y el otro dulces.
Alexis se sentó en el suelo a los pies del sofá que se encontraba frente a la pantalla de cine, Richard y Kate se acomodaron en aquel gran sofá.

No podía evitarlo cada vez que una escena le hacía sentir miedo la detective se acercaba un poco más al escritor, al finalizar la película Kate se encontraba sentada casi encima de él. Agarraba con fuerza el brazo derecho de Richard, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del escritor.

-Bueno creo que es hora de que alguien de las buenas noches y se vaya a la cama –rompía el silencio instaurado en aquella casa tras la finalización de la película.
La detective soltaba inmediatamente el brazo del escritor y se sentaba derecha en el sofá.
-Pero papi, mañana no tengo que madrugar déjame un ratito mas –intentaba la pequeña chantajear a su padre poniendo su mejor carita de niña buena.
-No Alexis es muy tarde y aunque mañana no tengas cole lo que si querías es que fuéramos al zoo. Y para eso no podemos levantarnos a las mil, ¿no?
-Ala, es cierto. Mañana es día de zoo. Kate te vienes al zoo –preguntaba Lex girándose hacia la detective.

Pese a los ruegos de la pequeña Beckett se mantuvo firme en su primera contestación. Ya le había prometido a su padre que pasarían el día  juntos, así que aunque le fue imposible aceptar la invitación.
Tras dar las buenas noches a su padre Lex se abrazo a Beckett y le dio un gran beso en la mejilla.
 Cuando la pequeña desapareció por las escaleras Kate decidió que era la hora de marcharse.

-Castle creo que ya es hora de que yo me vaya a casa. Se ha hecho tarde y mañana tampoco me quiero levantar a las mil, como tú dices.
-Vaya, yo pensaba ofrecerte un café y un trozo de pastel que hice esta mañana. Pero si tienes que marcharte lo dejamos para otra ocasión –se notaba algo de fastidio en su voz.
-Realmente suena tentador, pero de verdad que no quería levantarme muy tarde mañana. –mierda, porque tenía que haber quedado con su padre justo ese sábado.
-¿No la voy a convencer de que se quede verdad detective? –Hizo un último intento poniendo la mejor de sus sonrisas.

Ella al ver esa sonrisa en la cara del escritor sintió que las piernas le iban a fallar de un momento a otro. Reuniendo todas sus fuerzas logro al fin contestar.

-De verdad que lo siento, no tienes idea de cuánto, pero no puedo quedarme más. Nos vemos el lunes en comisaria-decía mientras se giraba hacia la puerta.
-¿Adonde crees que vas Beckett? –decía Richard sujetándola del brazo-¿ no pensaras que voy a dejar que bajes a la calle a esperar que pase un taxi? Lo perfecto seria que te llevara a tu casa yo, pero dado que mi madre aun no ha vuelto –esto último lo decía con cara de fastidio- y no puedo dejar sola a Alexis, te llevaras mi coche.

La insistencia de Castle fue tal que a Beckett no le quedo mas remedio que salir de aquella casa con las llaves del mercedes en la mano y la promesa de que nada mas llegara a su casa llamaría al escritor para decir que ya había llegado.

De camino a su casa Kate iba repasando la noche que había pasado. No podía negar que aquella había sido una de las mejores noches que había tenido en los últimos 16 años, por no decir la mejor. Se había imaginado que aquella era su familia, y la idea le había encantado.

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