22 nov 2013

¿y si fuera ella? 17

Aquella mañana como cada día Castle anunciaba su llegada a la comisaria por el olor a café recién hecho, una vez al lado de la mesa de la detective Beckett le tendía su café a la misma la cual se lo agradecía con su habitual sonrisa. El escritor se sentó junto a la detective mientras esta terminaba de rellenar el informe del último caso resuelto. Mientras él simplemente la observaba.
Cuando vio que la detective levantaba la cabeza de los documentos por fin se decidió a hablar.

-¿Ya termino detective Beckett?-viendo como ella asentía sonrió- menos mal porque comenzaba a aburrirme.
-Ya, tiene mucha cara escritor, algún día me tendrá que explicar porque tengo que aguantar que me siga cada día por toda la ciudad y en cambio nunca puede ayudarme con el papeleo.
-Es fácil, el papeleo es aburrido y seguirte es apasionante –decía poniendo cara de ser lo más obvio del mundo- y ahora que has terminado con eso podríamos hacer algo divertido.
-Veras Castle, estamos trabajando, bueno unos más que otros –levantaba la ceja- así que no podemos empezar con uno de tus jueguecitos.
-Auch, eso ha dolido –ponía su mano en el corazón simulando el dolor que sufría por lo dicho por la detective.
-Oh vamos Castle, creía que lo tuyo era la escritura y no el actuar –decía ella soltando una carcajada por la reacción del escritor.
-Beckett, ¿siempre quisiste ser policía? –Preguntaba al fin mirándola fijamente a los ojos.

La pregunta dejo por un momento descolocada a la detective ya que no se la esperaba. Y eso que en los meses que ya habían pasado juntos había aprendido que con el escritor cerca se podía terminar hablando de cualquier cosa que le pasara por el cerebro.


-Beckett, ¿me has escuchado? –insistió él.
-Si perdona Castle, no me esperaba que salieras con esa pregunta. La verdad es que siempre quise ser abogado como mis padres.
-Ya, y entonces ¿por qué has terminado siendo policía?
- Bueno, la verdad es que comencé derecho en la universidad pero no lo termine –sabia que él no cejaría en su empeño, así que se tenso esperando la siguiente pregunta.
-Y ¿porque alguien cuyo sueño es ser abogado, que comienza la carrera un día decide dejarlo todo y hacerse policía?
- Por mi madre –contestó ella en un susurro.
-Por tu madre, no lo entiendo. ¿Ella no quiso que fueras abogado?
-NO, no es eso. –tomó aire, observó cómo sus manos comenzaron a temblar, pero aun así decidido que era mejor hablar- Mi madre fue asesinada, y el culpable nunca fue detenido. Así que decidí que yo sería policía y haría justicia.

Tras pensar un momento, Castle decidió que quería saber más-¿Qué pasó?

-Yo estaba en casa por las vacaciones de navidad, era 9 de enero y como al día siguiente yo regresaba a la Universidad decidimos salir a cenar, nos extrañó que mi madre no apareciera a la hora así que la llamamos a su despacho. Pero allí no estaba, su secretaria nos dijo que hacia horas que se había marchado – a medida que ella iba contando lo que aquel día sucedió las lágrimas iban recorriendo sus mejillas- decidimos regresar a casa, al llegar vimos como un oficial de policía nos estaba esperando. Nos comunico que mi madre había muerto.

Castle se levantó de su silla, y atrapó entre sus brazos el cuerpo de la detective que hacía rato que había empezado a convulsionar debido al llanto.

-Lo siento, soy un idiota, no tenía que haber preguntado nada –decía al tiempo que limpiaba con sus dedos las lágrimas de la detective-¿podrás perdonarme?
-No es culpa tuya. Aun me cuesta hablar de aquello. Tú no podías saberlo –se aferraba al abrazo del escritor porque allí entre aquellos brazos sentía que todo iba bien.
-Venga salgamos de aquí, ya es hora de comer y te mereces un descanso. Te invito a comer –decía al mismo tiempo que depositaba un tierno beso en la cabeza de la detective-

Tras aquella conversación con la detective Castle se pasaba cada momento que tenia libre investigando el asesinato de la madre de Beckett. En la época en la que sucedió fue considerado un tema de bandas y Johanna Beckett tan solo habría sido un daño colateral. Pero tras semanas investigando él no estaba tan seguro de aquello, había cosas que no le cuadraban.
Una de las cosas que no le terminaban de cuadrar es que en las mismas fechas otras dos personas fueron asesinadas de la misma forma, y todos trabajaban unas horas cada día en la misma asociación de derechos civiles. Continuando por ese camino encontró que en el mismo callejón en el que la madre de la detective fue asesinada habían muerto otras dos personas, ambas relacionadas con la mafia rusa.
Tras semanas de investigación tenía claro que el asesinato de Johanna Beckett nada tenía que ver con tema de bandas y sí mucho con algún tipo de conspiración. Y ahora se encontraba con un problema, no sabía si debía contar  a la detective de lo que había descubierto ya que la investigación la llevaba en secreto.
Finalmente decidió que de momento se guardaría para él lo descubierto y si al final le llevaba hasta el culpable entonces se lo contaría todo a Beckett.

Aquella día ante la llamada de la detective por un nuevo caso tuvo que disculparse por no poder acudir tenía una cita a la que no podía faltar.

-Buenos días Richard, ¿cómo ha ido la semana?
-Bueno, más o menos como siempre. Avanzando algo en el próximo libro, acudiendo a diario a la comisaria y continuo con la investigación del asesinato de la madre Kate.
- Al final ¿le vas a contar lo que has descubierto?
-No, solo se lo contaré si finalmente logro descubrir quien la mató.
-Y cómo crees que se tomara ella el hecho de que hayas  estado investigando a sus espaldas todo este tiempo y no se lo hayas contado, si por un casual lo descubre.

Tras unos segundos pensando el escritor contestó.

-Mal, se lo tomará muy mal. Es un tema demasiado delicado para ella, me hizo prometer que nunca lo volveríamos a tocar. Así que si llegase a descubrir lo que estoy haciendo a sus espaldas supongo que me mataría.
-Richard ¿cuál fue la razón que te llevo a investigar el caso?
- Ella se merece saber la verdad. Se merece saber quien mato a su madre. Y su madre se merece justicia.
-Ya, eso es muy bonito. Pero cuál es la verdadera razón. En NY desgraciadamente hay muchos casos sin cerrar, ¿por qué decidiste investigar justo este y no cualquier otro?
-No sé a qué te refieres.
-Vamos Castle no te hagas el tonto, sabes muy bien a que me refiero. ¿Por que es para ti tan importante que ella sepa la verdad, por que es tan importante para ti que ella pueda cerrar esa etapa de su vida?

Castle caminaba de un lado a otro de aquella habitación, parecía un tigre enjaulado. Realmente nunca se había parado a pensar porque necesitaba que ella se sintiera bien. Y ahora su terapeuta se lo estaba preguntando y eso hacía que él comenzase a sentirse incomodo.

-Veo que no me vas a contestar. Qué tal si me contestas a otra cosa –Castle se paró inmediatamente y se volvió a mirar a su interlocutor.
-A ¿qué cosa?
-¿Como van los recuerdos?
-Cada vez en mis sueños aparecen más cosas, más gente. El otro día estaba discutiendo con la misma mujer que está en mis viajes, pero esta vez estábamos en el instituto. Discutíamos porque yo no me había presentado el día. Y después nos veíamos cada día y todos terminaban en discusión pero al final una tarde salimos a cenar y yo le preguntaba si quería compartir un taxi. Y entonces pasaba algo que no recuerdo pero que me hizo sentir miedo y me despertó sobresaltado.
-¿Por qué te empeñas en seguir llamando a lo que te sucede sueños?, cuando ambos sabemos que lo que está pasando es que estás recordando tu vida antes del accidente.
-No es mi vida. Es la vida de alguien que no existe. Para mí es como si fuera una historia, es un libro que estoy escribiendo. No siento que sea mi vida. Aun no.
-Vale, tu lo has dicho, aun no. Pero qué pasará cuando recuerdes lo suficiente para que puedas decir que esos recuerdos sí eran tu vida. Richard quieres que tus recuerdos formen parte de esta vida de ahora.
-No sé qué pasará, no sé como reaccionaré. Pero sino quisiera saber que pasó antes del accidente no estaría aquí cada semana. Vengo aquí porque quiero aprender a convivir con Richard Rodgers. Creo que lo necesito.

El caso en el que habían estado inmersos esos días por fin llego a su terminación y como Castle había dicho el asesino fue el mayordomo. En comisaria aun reían al ver su cara de felicidad cuando había por fin podido usa la tan querida frase por los escritores de: “el asesino es el mayordomo”.

-Beckett ¿podemos hablar?-La voz del escritor hizo que se girara en redondo hacia él.
-Claro Castle, dime ¿qué quieres? Creía que estarías dando saltos de alegría por lo del mayordomo, pero te noto un poco frío.
-Ya, bueno me gusta tener razón pero tengo otra cosa en la mente en este momento. ¿Por que no vamos a la sala de descanso y allí te cuento lo que quiero?

Ambos dirigieron sus pasos hacia la sala de descanso, Castle empezó a preparar un café para Beckett y otro para él. Beckett le miraba intentando descubrir que podía estar pasando por la mente del escritor, decidió sentarse en la mesa esperando no solo ese café sino también que él decidiera dar comienzo a su, por así llamarla, charla. Algo dentro de ella le decía que aquella charla no le iba a gustar lo mas mínimo y solo esperaba estar equivocada.
Castle por fin se giro y tendió a la detective la taza de café recién hecho. Tomo aire y por fin comenzó a hablar.

-Verás este casi año que hemos pasado juntos resolviendo casos tengo que reconocer que me ha encantado. Ha sido alucínate ver por dentro como trabaja la policía. Es cierto que comenzamos con muy mal pie, pero luego todo se aclaro y poco a poco hemos ido logrando que el trabajar juntos fuera alucinante. Sabes que mi idea al incorporarme a la 12 como asesor civil era documentarme para una nueva novela. Bueno pues ya es hora de que termine esa novela. Mi editor me ha marcado plazo de entrega y si no me pongo las pilas no llegare de ninguna forma- miro a la detective directamente a los ojos, queriendo ver en ellos como estaba procesando lo que le iba diciendo. Lo que vio en ellos le hizo por un segundo replantearse la decisión, pero finalmente decidió que era lo mejor- este ha sido nuestro último caso del año. Mañana me iré por un tiempo a la casa de la playa para poder aislarme y terminar la novela.
Tras decir esto se dejo caer en una silla junto a la mesa y espero la reacción de la detective, la cual no tardo en llegar.

-Vaya, tengo que reconocer que esto no me lo esperaba. No pensé que te irías y nos abandonarías, no sabía que te molestábamos tanto para que no pudieras escribir aquí. Y se puede saber de ¿cuánto tiempo estamos hablando? –joder otra vez no, otra vez el diciendo que el verano estaremos separados.
-No es que me molestéis, pero ahora mismo si que necesito aislarme. No es por vosotros es por mí. Sé que si me quedase en la ciudad encontraría cualquier excusa para venir a la comisaria, así que he decidido que lo mejor será marcharme a la playa. Y regresare tan pronto la novela esté terminada. Creo que otoño será la época de mi regreso. 

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