24 nov 2013

¿Y si fuera ella? 18

Mientras preparaba su equipaje se decía a si mismo que había tomado la mejor decisión. Vale reconocía que había mentido a Kate, la novela estaba terminada desde hacía semanas, pero necesitaba marcharse para poder continuar con la investigación sin tener que preocuparse de si le podían descubrir. Había llegado la hora de llegar al fin de historia.
Mientras, en otra zona de la ciudad la detective estaba mirando sus viejos álbumes de fotos. Recorría cada imagen dejando volar su mente hasta el momento en que la misma fue tomada. Se detuvo en una. En ella se podía ver a una pareja joven sentada a los pies del tronco de un viejo ciprés. Su mente la transporto hasta aquel lugar.
-Según cuenta la leyenda bajo este ciprés se encontraban cada noche la mujer del último rey de granada con su amante, jurándose amor eterno. Kate, no sé cómo ni cuándo sucedió pero durante todo este año te fuiste convirtiendo en la persona más importante de mi vida-tomaba las manos de la mujer entre las suyas- Se que me tomarás por loco, que pensarás que es demasiado pronto, pero aun así debo decirlo. Te amo Kate Beckett, te amo tanto que a veces duele. Sé que eres la mujer de mi vida. Y sé que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti. Nunca me iré de tu lado mientras tú quieras que ese sea mi lugar. Nada ni nadie podrá separarme de ti, si tú no quieres. Te amo por siempre y para siempre.
Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas, en su cerebro solo se repetía un reproche. ¿Por que Richard, porque rompiste tu promesa?


Hacía ya más de dos semanas que Castle se encontraba en su casa de la playa, durante aquellos días por fin había logrado colocar toda la información que hasta la fecha había logrado obtener sobre aquel asesinato.
Tenía que reconocer que la madeja era complicada de desenredar pero no por ello iba a cejar en su empeño.
Gracias a sus contactos había logrado saber en qué casos se encontraba trabajando la abogada en las fechas cercanas a su muerte, así había podido descubrir que formaba parte de un equipo de abogados que estudiaban la necesidad o viabilidad de presentar una demanda civil contra el cuerpo de policía de la ciudad de Nueva York. Aunque finalmente aquel equipo no lo vio conveniente.
Su cerebro comenzó a pensar en cual podría ser la razón de aquella demanda.
Entre la montaña de documentos esparcidos por el suelo de su despacho encontró la respuesta.
Durante más de dos años una serie de abogados entre los que se encontraba la señora Beckett se habían estado enfrentando a casos en los cuales los acusados siempre afirmaban que la policía había plantado las pruebas contra ellos. Pero nunca habían sido capaces de demostrar que lo que sus defendidos decían era verdad.
Un año antes del asesinato de la abogada, ésta había defendido a un joven al cual se le intentaba acusar de posesión de sustancias ilegales, desobediencia y agresión a un policía. Aquel muchacho era la segunda vez que pasaba por aquello.
Dejo caer los documentos, se levanto inmediatamente y salió corriendo de aquella habitación.
Sus pasos se encaminaron hacia la playa, una vez allí se despojo de la camiseta y de sus zapatillas y se fue introduciendo en el agua. Necesitaba olvidar todo lo que terminaba de descubrir.
La madre de Beckett había sido la abogada que logro sacar del lío a Richard Rodgers, había sido la abogada que había logrado llevar a la cárcel a un par de policías corruptos. Era la persona a la cual Rodgers le debía su vida. y Rodgers era él.

Aquella noche decidió que no podía dejarlo ahora, es cierto que después de descubrir todo aquello sobre él por un momento había tenido ganas de abandonar la investigación. Pero finalmente decidió que ya no por Kate sino por su madre debía continuar. Ahora sentía que ya no lo hacía por su compañera, lo hacía por aquella mujer que creyó en él y por el mismo.

El verano toco a su fin y con el final del mismo también llego a su fin la investigación. Por fin tenía un nombre, una cara y una razón.
La trama en la que él se vi envuelto de joven solo era la cima de un iceberg.
Aquellos policías corruptos no trabajaban por libre. Ellos solo eran un eslabón dentro de una red de mafiosos que se dedicaban al tráfico de drogas, armas y trata de blancas.
Ciertamente la condena de aquellos policías fue un golpe para la organización porque se quedaron cojos de información, pero rápidamente fueron sustituidos. Lo que en aquella época sobraban eran policías que tenían un precio.
La madre de Beckett continuo en su empeño, y descubrió la relación entre los policías y una mafioso llegado del este Vladimir Volkov.
Unos días antes de su asesinato la mujer había descubierto el lugar donde se encontraba el piso franco en el cual retenían a las jóvenes. Con aquella información se dirigió a la comisaria número 7 donde trabajaba un viejo amigo suyo. Aquel policía junto a su equipo e hizo una redada, como consecuencia de la misma las jóvenes fueron liberadas y los hombres encargados de su custodia detenidos.
Aquella acción le costó millones de pérdidas a Volvok. Lo cual hizo que pusiera precio a la cabeza de la mujer. El nueve de enero un sicario llegado desde Moscú apuñalo hasta la muerte a Johanna Beckett, cumpliendo así las órdenes dadas por su jefe.
Aquel día el amigo de Johanna se había puesto en contacto con la misma para preparar una cita donde poder pasarle cierta información que habían obtenido sobre más policías corruptos.
Cuando Johanna llegó al callejón donde habían quedado se encontró a su amigo con otro hombre al que ella no conocía.
De la boca de su amigo tan solo salió un lo siento y entonces la mujer lo entendió. Nunca saldría con vida de aquel callejón.

Lo único que a Castle le quedaba era recoger todo y una vez en Nueva York decidir qué hacer con lo que había descubierto.

Un verano sola, por eso ya había pasado otras veces, sin embargo este había sido tan doloroso como otro vivido años atrás.
Realmente desde que él apareció de nuevo en su vida tenía que reconocer que demasiado a menudo sentía un gran dolor en su pecho. Claro que si ponía lo que sentía en la balanza aun ganaba la alegría de tenerle de nuevo junto a ella.
Durante los meses que habían pasado juntos desde aquel asesinato en el que él había sido el principal sospechoso, se habían ido acercando. Había habido veces en las que ella había logrado sentir a su Rick, pocas es cierto pero lo había sentido. En su cabeza se fue formando la idea de que tal vez ese acercamiento podría dar lugar a algo más, pero las hojas del calendario fueron cayendo trayendo con esa caída tan solo amistad. Pero aun siendo tan solo amigos ella había dibujado en su mente un verano diferente, en su imaginación ellos pasarían tiempo juntos. Pero aquello no sucedió. Él una vez más desapareció.
Había perdido ya la cuenta de las veces en las que él salía huyendo, y ella lo único que hacia entonces era dejar su vida en suspenso esperando su regreso.
Y ahora lo volvió a hacer, él se fue y ella se sentó a esperar.
Quizás era hora de cambiar, de decidir vivir. De dejar de esperar.
Su espera duraba ya 16 años y ¿que había logrado? Nada.
Tal vez era hora de dejarle partir. Lo había intentado pero no había logrado que él se enamorara otra vez. Era cierto que lo sentía cerca, que sentía como él la protegía, como él la apreciaba cada día más. Sentía como él cada día que pasaba confiaba mas en ella, la invitaba a comer con su familia, al cine con su hija, pero ella sentía que para él solo era una amiga.
Al ritmo que llevaban puede que cuando ambos fueran ancianos por fin lograrían estar juntos.
Había esperado 16 años, y ahora en esta tarde de agosto se empezaba a plantear que quizás ya era tiempo de dejarle partir.

Los golpes en su puerta hicieron que sus pensamientos se detuvieran, lentamente encamino sus pasos hacia aquella, tomo aire y abrió. Al ver a la persona que se encontraba al otro lado puso la mejor de sus sonrisas.
-Llegas puntual –decía mientras se apartaba y abría del todo la puerta- pasa, ponte cómodo en cinco minutos estaré lista.

Tal como había dicho cinco minutos después recogía su bolso y ambos salían de su apartamento.

Habían decidido ir al Clearview Cinemas Ziegfeld, hacia pocos días que habían estrenado la película 42. Película basada en la historia de Jackie Robinson, el primer afroamericano en jugar en las grandes ligas de beisbol estadounidense.
Después de las dos horas y ocho minutos de metraje de la película, cenaron en el cercano restaurante Old Castle situado en W 54th st siendo esta calle la misma donde se encontraban los cines.
Después de la agradable velada y pese al intento de él tomarían diferentes taxis, no sin antes quedar en verse de nuevo. El joven al despedirse depósito un dulce beso en los labios de la mujer.

-Ha sido un autentico placer Kate, me lo he pasado realmente bien esta noche junto a ti – se notaba en su voz que lo dicho era cierto- espero que no tardemos mucho en repetirlo.
-Gracias, la verdad es que me lo he pasado muy bien. Ya vamos hablando y vemos cuando lo podemos repetir.

Cuando por fin se metió en su cama la invadió una extraña sensación. Realmente se lo había pasado genial aquella noche con él. Era divertido, atento, caballeroso, guapo tenía que reconocer que era muy guapo. Vamos como diría Lanie estaba realmente bueno. Le atraía, ambos se atraían, entonces porque había terminado en su cama sola. Porque no le había dicho que viniera con ella, no tardo mucho en saber la respuesta. No lo había hecho por él. No había invitado a Josh a su casa por Castle. Por eso tenía esa extraña sensación, sentía como si le hubiera engañado. No pudo más que reírse, no podía engañar a alguien con quien no tenía ninguna relación.
Josh le gustaba, le atraía, y esa noche justo antes de caer en los brazos de Morfeo tomo su decisión, se daría una oportunidad con él.

Septiembre por fin llego y con él termino el verano. Las últimas dos semanas ellos se habían hecho inseparables. Laine si bien se alegraba por su amiga tenía aun ciertas dudas.

-A ver cariño, realmente ¿es ésto lo que quieres? –Decía mientras tomaba un sorbo de su copa de vino.
-No te entiendo, la verdad. Llevas años dándome la lata con que tengo que hacer algo con mi vida amorosa y cuando por fin lo hago me preguntas ¿si es lo que realmente quiero?
-Kate, solo quiero estar segura de que has tomado la decisión adecuada. Solo quiero saber que estas con Josh porque realmente te gusta y quieres estar con él.
-Claro que quiero estar con él.
-Vale, y ¿que pasara cuando Castle vuelva?
-A que te refieres –la verdad es que no quería pensar mucho en ello.
-Vamos preciosa, no te hagas la tonta. Ambas sabemos que aun sientes algo muy fuerte por el chico escritor, y tan solo me pregunto si cuando él vuelva a escena, tú serás capaz de continuar tu relación con Josh , o por el contrario le dejaras para esperar que el escritor se tire en tus brazos.
-Venga ya Laine, yo no siento ya nada por el escritor –en su cara se reflejaba la tensión que aquella conversación le causaba- al menos nada que no sea amistad.
-Crees que si lo repites lo suficiente ¿terminara siendo verdad? Pero sabes que te digo, que es tu vida y que tú sabrás que haces con ella. Solo espero que nadie salga herido por esta situación. De todas formas pase lo que pase, yo estaré ahí para ti. Y qué narices por lo menos te has quitado las telarañas –decía para rebajar un poco la tensión.

Al día siguiente por fin sus vacaciones llegaron a su fin. Tenía que reconocer que la conversación tenida con Laine le había hecho replantearse algo su relación con Josh. Su amiga le había hecho la misma pregunta que se hacia ella cada día, que pasaría cuando él volviera a aparecer en su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario