25 nov 2013

¿Y si fuera ella? 19

Aquella mañana sería la primera vez que acudiría a su terapeuta desde que regresó a la ciudad. Había estado realmente ocupado con la edición de su nueva novela, gracias a dios por fin tenían fecha para su lanzamiento y en unos días comenzaría la promoción.

-Rick, vaya tienes muy buen aspecto. ¿Qué tal ha ido el verano? ¿Pudiste terminar la novela?
-Bueno veras, el verano bien. La novela estaba terminada antes de mi marcha.
-Vaya, entonces que se supone que has estado haciendo todo este tiempo.
-Bueno verás, necesitaba tiempo, espacio y libertad para poder investigar el asesinato de la madre de Beckett –vio el gesto de desaprobación en la cara de su terapeuta- si me hubiera quedado entre los casos, mi madre, Kate…
-Repite lo que has dicho
-Que necesitaba tranquilidad para investigar…
-Esa parte no Rick. Has dicho mi madre en lugar de Martha.
-No creo, de ser así me habría dado cuenta.
-Pues siento llevarte la contraria pero no has dicho Martha. Bueno volveremos a ello. Ahora háblame de tu investigación.

Castle estuvo un buen rato contando todo lo que había descubierto incluido que Johanna fue su abogado en el pasado y termino su relato con el nombre del asesino.

-¿Como te hizo sentir el saber que de cierta manera estás relacionado en el caso de su asesinato?


Antes de contestar Castle se giró y dirigió sus pasos hasta la ventana, perdió su mirada a través del cristal.

-Me asusté, pero solo al principio. Luego según fui avanzando entendí que sin mi aparición Johanna también habría sido asesinada. Mi caso tan solo fue una pequeña pieza en el juego en el que todos andaban. Si lo que me preguntas es si me siento responsable de su muerte la respuesta es no.
-Perfecto, me alegro. Porque no que no tuvo nada que ver contigo. Que se supone que vas a hacer ahora con esa información. ¿Se la vas a dar a Beckett?
-Llevo días pensándolo, y aun no he decidido nada. Sé que en cuanto le diga lo que he estado haciendo me alejará de su lado, de la misma forma que inmediatamente querrá ir tras el asesino. Quizás debería darle la información a la fiscalía antes que a ella, pero si hiciera eso también me alejaría y además sentiría que la he traicionado dos veces. La primera por investigar a sus espaldas y la segunda por no comunicarle el resultado a ella.
- Lo que estás diciendo es que hagas lo que hagas ella se va a sentir molesta y traicionada. Pero no crees que ganará la gratitud por resolver el asesinato de su madre. A fin de cuentas gracias a tu “traición” por fin se podrá hacer justicia.
-Ya, no se –decía agachando la cabeza.
-¿Por qué es tan importante para ti que ella no te aleje de su vida?
-Es mi compañera –decía como si fuera algo obvio.
-No, no lo es. Te recuerdo que no eres policía. Tan solo eres un civil que un día decidió jugar a policía.

Tras pensar durante un rato la respuesta el escritor por fin habló.

-Vale, es cierto no soy policía. Tan solo soy un hombre jugando a ser un niño. Pero aun así, siento que ella es mi compañera. Además durante este año se ha convertido en una amiga. Mi madre al adora, mi hija la quiere tanto que todos los días busca una excusa para pasar un rato con ella.

Una sonrisa se dibujo en la cara de su interlocutor cuando escuchó como por segunda vez decía madre en lugar de Martha.

-Y tú Richard ¿que sientes?
-Le tengo cariño, la aprecio. Me parece la persona más interesante que se ha cruzado en mi camino. Es inteligente, dulce, dura, amable, borde, exasperante a veces, perfecta, hermosa. Va de dura por la vida y en el fondo es super sensible. Pero esa parte no la deja ver muy a menudo. La necesito cerca de mí. La echo en falta cuando no está. Me encanta ver su sonrisa cuando aparezco con su café. Me encanta la arruga que le aparece en al frente cuando se concentra.
-Interesante. Si analizas todo lo que has dicho, lo podríamos resumir en que te  gusta. Tienes sentimientos hacia ella.
-Qué, no. Que va. Es solo una amiga. O sea mis sentimientos son solo de amigo. No siento amor por ella
-Si eso es lo que tú quieres creer perfecto. Pero te estás engañando y lo sabes. La amas. La pregunta es porque te lo niegas.
-No me estoy… Lo hago ¿no es cierto? –se dejaba caer en el sillón, escondía su cara entre sus manos.
-Lo haces, la pregunta es por qué. Por qué lo niegas o más bien, porque te lo niegas.
-Miedo, no. No es eso. Traición. Eso es. Siento que la estoy traicionando –sacaba la cabeza de entre sus manos- eso es.
-Estás traicionando a quien –vamos chico dilo, reconoce que todo es por la muer de tus recuerdos.
-A ella. Lo sé sonará absurdo. Pero creo que si me enamoro, si tengo algo serio con una mujer, entonces estaré rompiendo mi promesa de amor eterno. Durante años no entendía porque ninguna relación me valía, ni siquiera con la madre de mi hija. Solo sentía que no eran la mujer adecuada. Y ahora me niego a tener algo con una mujer si puede ser serio porque creo que traiciono a un fantasma. Creo que rompería una promesa que hice hace muchos años a una chica que ni tan siquiera sé quién es y que además no está ya en mi vida. es absurdo, a veces creo que algo sigue mal en mi cabeza. Porque no tiene sentido que esté enamorado de una sombra. De un olor. Del recuerdo de una caricia. Del sonido de un te quiero al viento.
-Richard. No estás loco, no hay nada mal en tu cerebro. Tan solo has estado muchos años negando quien eras. Y ahora la persona que eras lucha por salir a la superficie, quiere volver a ver la luz después de años de oscuridad. La pregunta es, qué ha cambiado en tu vida para que sea ahora después de tantos años cuando por fin empiezas a tener recuerdos. O dicho de otra manera porque ahora si te permites recordar algo de tu pasado cuando hasta hace 1 año lo tenías totalmente bloqueado. Respecto a que te niegues la posibilidad de tener algo serio con una mujer porque sientes que estás traicionando a la mujer de tu pasado, creo que tiene más que ver con miedo a ser feliz que otra cosa.
-¿Miedo a ser feliz? No te entiendo.
-Richard Rodgers era feliz. Tenía amigos que le querían, una madre que le adoraba, una novia que le amaba con locura. Y él correspondía a todas esas personas con amor. Pero un día lo perdió todo. Richard Castle tiene miedo de ser feliz y perderlo de la misma forma que ya lo perdió antes. Y ese miedo hace que se niegue la posibilidad de ser feliz. Hasta cuando vas a negarte esa posibilidad. Es preferible perder pero haber luchado que no intentarlo y pasar el resto de la vida preguntando qué habría pasado si tan solo…
-Ya, tal vez tengas razón, debo meditarlo. Respecto a lo que decías de que durante años me he negado a recordar mi vida anterior y ahora dejo que esos recuerdos lleguen a mí. Nunca he intentado no recordar.
-Tal vez no hayas sido consciente de ello, pero durante años bloqueaste cualquier recuerdo que pudiera aflorar. Lo primero que hiciste al despertar fue alejar de tu nievo yo a todas alza personas que podían recordarte quien eras antes del accidente. Tan solo te quedaste con tu madre y Henry porque sabias que de ellos no podías alejarte. Pero aun así les negaste la posibilidad de recordarte quien eras. Nunca creíste que podrías recuperar tu vida, y cuando lo hiciste, cuando pudiste andar, comer, leer, escribir, hablar, era tarde. Habías alejado a todo el mundo. Cierto que lo hiciste por ellos, no querías que sufrieran viendo tu sufrimiento. Les quisiste evitar ese dolor causando otro mayor. Y cuando tuviste de nuevo una vida y tu mente continuaba vacía decidiste crear un nuevo yo. Libre de recuerdos, de sentimientos, de sensaciones. Pero Rodgers siempre estuvo ahí, queriendo salir. Y ahora por fin puede hacerlo. Cierto que tal vez nunca recuperes la memoria, pero ahora han aparecido partes de aquella vida. Partes en las que ves cuan feliz eras. Repito la pregunta. Porque ahora si puede salir esa parte de ti. Qué ha cambiado en ti.

Aquella sesión le había dejado realmente agotado, eran demasiadas preguntas. Demasiado en lo que pensar. Pero sobre todo una pregunta estaba por encima de las demás, qué había cambiado en su vida. Hoy no lo pensaría, quizás mañana hoy estaba agotado psicológicamente y además debía volver a la 12 a ver a sus compañeros.

Durante aquel día Beckett se había sentido extrañamente intranquila. Si no fuera porque ella no creía en esas cosas diría que estaba teniendo un presentimiento de que algo iba a pasar en su vida.
A la hora del almuerzo salió a comer con su chico, aun le resultaba raro pensar en él como su novio pero tenía que reconocer que el tiempo que pasaban juntos le encantaba, además que demonios Josh estaba realmente muy bien.
De vuelta en la comisaria notó el alboroto que en ella había. Sus compañeros estaban rodeando a alguien que se encontraba cerca de su mesa. Antes de que sus compañeros se abrieran y ella pudiera ver a la persona en cuestión una risa le hizo saber quién era.

-Kate, que alegría verte. Ya comenzaba a pensar que hoy no te vería –mientras decía esto él se fue acercando hasta donde ella se encontraba, al llegar a su lado depositó un beso en su mejilla.
-Vaya Castle, no sabía que habías vuelto ya. ¿Qué tal el verano? Lograste terminar la novela –estaba tratando de sonar lo más a séptica posible, no quería que se notara el que tan solo tenerle de vuelta hacia que su mundo se tambalease.
-Lo logré, en tiempo además. La fiesta de presentación será este sábado y estáis todos invitados.
Se oyeron aplausos por la invitación.
-El sábado, vaya lo siento pero no voy a poder asistir. Tengo pales hechos desde hace días justo para ese sábado-la cara del escritor era de sorpresa total. Ella nunca había rechazado una invitación- lo siento.
-Eh, tranquila no pasa nada. Ya iras a otra –dijo tratando de que no se notase su desilusión- total solo es una fiesta igual a otras de las que ya has ido. Pero vosotros chicos sí que acudiréis ¿no?
-Claro tío, ¿perdernos una fiesta preparada por Richard Castle? Ni locos –contestaban al unísono Espo y Ryan-
-Bueno chicos deberíamos volver al trabajo –intervenía Beckett-
-Bueno detective y me va a contar cuáles son esos planes por los cuales faltara a mi fiesta –decía Castle tomando asiento en su silla.

Tras pensar un segundo como contárselo por fin la detective decidió hablar.

-Josh y yo nos vamos a pasar ese fin de semana a la cabaña de mi padre-viendo la cara de desconcierto del escritor comprendió que tendría que explicar quién era Josh- él es mi novio.

Nada más decir eso se levanto y puso rumbo a la morgue necesitaba hablar urgentemente con Laine.
Castle continuo sentado en la misma posición que tenía antes de la respuesta que la detective le había dado. Su cerebro estaba tratando de asimilar la información. Ella tenía novio. Qué narices había pasado ese verano.
Cuando Beckett por fin regreso a su mesa él se había marchado ya. Sobre el teclado de su ordenador había una nota.

“Beckett, mañana es el cumpleaños de Alexis y está deseando que asistas a su fiesta. Venía a invitarte a ambas pero no me ha dado tiempo porque has tenido que bajar a hablar del caso con Laine. No te sientas en la obligación de asistir si tienes planes con tu novio. Mañana nos vemos
Castle”

-Madre –gritaba nada mas atravesar la puerta- ya estoy en casa.  Madre ¿donde narices estás?
-¿A qué viene tanto grito?
-¿Dónde estabas?, necesito hablar contigo. Madre no lo entiendo, ¿qué ha pasado?-caminaba sin parar por el salón.

Martha no podía evitar que las lágrimas corrieran libres por sus mejillas al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro.

-Qué sucede Richard –tomaba sus manos e intentaba que la siguiera al sofá.
-Estás llorando, qué te pasa –limpiaba suavemente las lágrimas de su madre.
-Nada, tranquilo. Todo está bien, es sólo que me has estado llamando madre desde que has entrado por la puerta. ¿Sabes la de años que hace que no lo hacías y lo que yo lo he deseado y anhelado? Son lágrimas de felicidad, tranquilo todo está bien.
-Lo he hecho, te he llamado madre. Cierto, pero no he sido consciente de ellos hasta que lo has dicho. Lo siento madre, lo siento tanto-tomaba a la mujer entre sus brazos, parecía que la acunaba.
-Bueno, ¿qué sucede muchacho, por qué has llegado tan alterado?
-No sé qué ha pasado este verano. Parecía que estábamos acercándonos, que cada día estábamos mas a gusto el uno con el otro y ahora…

Castle se ponía en pie y comenzaba de nuevo su andar por el salón al tiempo que intentaba explicarse.

-No va a ir, ha dicho que no puede ir. Como que no puede ir, es mi amiga, mi mejor amiga y ahora no va a ir. Estábamos acercándonos y llego y me suelta que está con alguien. Como va a estar con alguien. Cuando ha pasado, porque nadie me lo había dicho.
-Richard cariño de que estás hablando.
-De que ella no va a venir a mi fiesta de presentación del libro. Beckett no va a venir. Porque en mi ausencia se ha ennoviado con un medicucho. Yo me he pasado todo el verano investigando el asesinato de su madre y ella mientras tanto se ah olvidado de mi y ha comenzado una relación.
-Acabáramos, estás así porque Kate ¿tiene pareja? Pero hijo, es lo más normal del mundo. Es una mujer, joven, inteligente, hermosa lo más normal es que esté con alguien.
-Venga ya madre. Normal, como va a ser normal que esté con un tío.
-Richard, te estás escuchando –por dentro Martha estaba encantada, por fin su hijo parecía reaccionar ante lo que sentía por Kate.
-Pero que no va a venir a mi fiesta porque tiene planes con el novio ese. No va a estar junto a mí. Que tiene novio y no soy yo, joder.

Nada más decir esa frase el escritor se paró, parecía que en ese mismo instante fue consciente de todo. Su enfado nada tenía que ver con que ella no pudiera asistir a la fiesta, solo estaba enfadado porque Kate, su Kate tenía una relación sentimental y el elegido no era él.

-Ya te has dado cuenta de la razón de tu enfado, no –Martha se acercaba hasta su hijo intentando encontrar las palabras adecuadas- Richard cariño, la quieres.
-Madre, no puede ser. Ella, ella es mi amiga, mi compañera. Ella no es…
-Ella no es ¿Quién?-preguntaba sabiendo de sobra a que se refería su hijo.

Castle se acercaba nuevamente al sofá y se dejaba caer en el.

-No es ella, no es la mujer de mis recuerdos. No puedo enamorarme de ella, no puedo.

Tras esas palabras dejaba caer la cabeza entre sus manos, negando continuamente.

-Cariño, nunca pensé en decir esto. Olvida el pasado. Te mereces ser feliz tanto como se lo merece Kate. Olvida la mujer de tus sueños, y deja que una mujer real entre en tu vida. Dale una oportunidad, tal vez así descubras que Kate se acerca mucho a esa mujer que aparece en tus recuerdos.
-Pero madre, le prometí que la amaría siempre. No puedo romper mi promesa. Además ahora ya qué más da. Kate está con alguien, no siente nada por mí.
-Olvida la promesa, solo intenta amar de verdad. Ama con el corazón, con la piel, con la vida, y de esa forma no estarás rompiendo nada. Tan solo seguirás los dictados del amor. En serio crees que Kate no siente nada ¿por ti? Entonces cual era la razón de que pasase cada momento libre junto a ti. De verdad crees que no tenía mejores planes para los sábados que pasarlos contigo y Alexis. En serio crees que no sentía nada por ti, la he visto espantar a hombres fantásticos solo por estar un rato contigo.
-Pero entonces porque ahora está con el tipo ese, ¿ya se ha cansado?
-Oh Richard, cariño. Alguna vez le has dado una sola pista de lo que ¿sentías por ella? Ninguna mujer quieres tener que leer la mente del hombre del que está enamorada.
-Pero es que no es fácil. Es complicado. Ni yo sabía lo que sentía por ella –viendo la mirada de incredulidad de su madre, supo que lo último que había dicho no era cierto- Vale, casi desde el día en que la conocí sentí cosas por ella. Cosas que durante todo este año no han hecho más que ir creciendo. La necesito madre, la necesito junto a mí. La amo.
-La pregunta hijo es, ¿qué vas a hacer ahora que lo sabes para recuperarla?

En otra casa de la ciudad la detective se encontraba con su amiga.

-Entonces le has dicho a Castle que no puedes asistir a su fiesta porque te vas de fin de semana con tu novio. Pero tú ¿eres tonta? ¿Dónde está mi amiga y que narices has hecho con ella?
-Oh Laine por favor. Te has pasado años diciéndome que busque a alguien, que salga y me divierta. Y ahora que te he hecho caso no te parece bien.
-Cariño, no es eso. Claro que quiero que salgas, que te diviertas pero sobre todo quiero que seas feliz. No conozco a nadie que merezca más que tu ser feliz. Pero estás segura que es Josh lo que quieres.
-Laine  no empieces. Me lo paso bien con él, es atento, divertido, me quiere.
-Ya, él te quiere. Pero y tú a él. No hace falta que me contestes, viendo tu cara se que la respuesta es negativa. Kate no puedes estar con alguien a quien no quieres, no ya solo por ti si no también por la otra persona. Josh me parece un gran tipo, y no creo que se merezca el engaño.
-Lo se Laine. Mierda, le odio. No sabes hasta que punto le odio.
-¿Ah Josh?
-No, no. A Castle. Llevo toda mi vida enamorada de él. Le tuve y le perdí. Me sacó de su vida sin más. Me costó un mundo tratar de olvidarle. Ningún hombre era él. Y de repente un día aparece y pone mi vida otra vez del revés. Y todo el amor que yo creía muerto renace con tan solo verle. Pero solo soy yo la enamorada. Para él tan solo soy una amiga, su compañera. No he sido capaz en todo este año de que sea capaz de verme como otra cosa.
-En serio ¿crees eso? Si solo eres una amiga ?por que se ha ido tan enfadado hoy de la comisaria cuando ha sabido que estas con Josh? ¿Por que te agarra de la cintura cada vez que un hombre osa acercarse a ti?¿ Por que cada fin de semana te pide que lo pases con él? ?En serio crees que es porque tan solo te ve como una compañera?
-Oh dios Laine. ¿Crees que aun hay posibilidades para nosotros? –una gran sonrisa se dibujaba en el rostro de la detective.
-¿Qué hacemos con Josh? Creo que igual deberías hablar con él antes que cierto escritor decida matarlo.

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