29 nov 2013

¿Y si fuera ella? 23

La luz que entraba por la ventana hizo que Kate se despertara, instintivamente extendió su brazo buscando a la persona que había dormido junto a ella. No encontró a nadie, el otro lado de la cama estaba vacío, se giro comprobando que efectivamente a su lado no había nadie. Lentamente salió de la cama, decidió ponerse una bata de seda, que encontró en el sillón de la habitación, sobre la ropa de dormir y caminó hacia la cocina esperando encontrar allí a su compañero de sueño.

Se paró en el salón desde el cual se veía perfectamente la cocina, allí estaba él preparando el desayuno. La detective se extrañó al verle ya duchado y vestido, aquello según ella pensó no podía ser bueno.
El escritor se giró como si hubiera notado la presencia de ella. Intentó sonreír pero tan solo logro que saliera una mueca rara.

-Buenos días Beckett, estoy preparando el desayuno. He bajado a comprar cruasanes, el zumo ya está y el café estará listo en un segundo. Siéntate y te lo voy sirviendo –la detective sintió una profunda tristeza al escuchar que volvía a ser Beckett para él.
- Gracias Castle, no tenias que haberte molestado. ¿Hace mucho que estás levantado?
-Hace un par de horas. Me desperté y no lograba quedarme dormido de nuevo, así que decidí levantarme para que tú pudieras continuar durmiendo. Bueno me tomo el café y me marcho.
-¿Ya?, me refiero desayuna como es debido. No hay prisa.
-No quisiera que tuvieras problemas con Josh por mi culpa. Debe estar a punto de llegar para que os vayáis a donde fuera que ibais.

Aquello no se lo esperaba la detective, Castle creía que ella aun estaba con el médico. Inmediatamente pensó que debía sacarle de su error.

-Tranquilo, no hay problema. Josh y yo lo hemos dejado –Kate miró al escritor intentando descifrar que pasaba por su cerebro tras escuchar que ella era libre.
-¿Por qué lo habéis dejado? Y ¿Cuándo?
-Fue el día, el día de tu desaparición. Sabes me gustaba, me gustaba mucho, pero con eso no es suficiente.
-Lo siento, siento haberte causado problemas. No debí desaparecer de aquella forma.
-Cierto, no debiste hacerlo. No es culpa tuya que Josh y yo hayamos roto. Ya te digo que no es suficiente con que me gustase. Necesitaba algo más.


El escritor se quedo pensando durante unos segundos. Parecía que su cerebro intentaba entender el trasfondo de las palabras dichas por la detective. Finalmente bebió un sorbo del café y dejó la taza sobre la encimera.

-De todas formas debo marcharme. Hoy tengo la fiesta de presentación del libro. Espero que puedas asistir. Beckett, aun tenemos mucho de lo que hablar. Y he pensado que deberíamos hacerlo cuanto antes. Qué te parece si mañana vienes a casa a comer, mi madre y Alexis no estarán allí.

Viéndole marchar la detective sintió miedo, miedo por lo que pasaría tras aquella conversación. Estaba intranquila no había sido capaz de descifrar que pasó por la mente del escritor al escuchar que el médico y ella habían cortado. Respiro profundamente pensando que en veinticuatro horas sabría si había alguna posibilidad para ellos o por el contrario ellos eran historia.

Por fin llego el temido día, la detective había pasado una mala noche no había logrado conciliar el sueño más de dos horas seguidas. Estaba nerviosa. Se encontraba parada frente a la puerta de Castle pero no se decidía a picar la puerta. Al otro lado de aquella puerta el escritor caminaba por el salón, intentaba organizar sus ideas y sobre todo intentaba saber si en aquella conversación debería sacar el tema de la madre de Beckett. Por más vueltas que le había dado durante la noche no había llegado a ninguna conclusión. Sabía que cuanto más lo dejara más se enfadaría ella, pero le daba miedo la reacción que Beckett pudiera tener.
Por fin la detective se armo de valor y golpeo aquella puerta.

-Buenos días Beckett, adelante.
-Hola Castle –sintió los labios de él en su mejilla aquel gesto de él la calmó al instante.
-Quieres una copa de vino, un café, una cerveza. Lo que prefieras. Tú dirás – su voz denotaba el nerviosismo que sentía.
-Un café estaría bien, gracias.

Ambos se dirigieron a la cocina, el escritor sirvió dos tazas de café y se encaminaron la salón.

-Como es que Martha y Alexis no están –preguntó ella intentando romper la tensión que había en aquella casa.
-Se han ido a pasar el día con Henry. No sé cuándo se va a dar cuenta mi madre de que su destino es estar con Henry.
-Ya, desde siempre pensé que ellos volverían a estar juntos. Me sorprendió ver que no lo estaban cuando regresé a vuestras vidas. Supongo que desde fuera vemos algo que ellos no ven.
-Pues entonces están ciegos, porque está clarísimo que ambos están enamorados. Solo pierden el tiempo. Se les olvida que ya no son dos jovencitos.
-Castle no seas gruñón. Esperemos que se den cuenta pronto. Y no dejen pasar otros diecisiete años para estar juntos.
-Hablamos de ellos, ¿verdad? Son ellos los que deben darse cuenta de lo que sienten. Son ellos los que están ciegos. Son ellos lo que hace tiempo que deberían estar juntos. ¿Cierto?
-Sí Castle hablamos de ellos –la detective no lo iba a poner tan fácil.
-Kate, lo siento. Siento todo lo que ha pasado entre nosotros. Siento el daño que te he podido causar. Siento estos diecisiete años. Siento haberte echado de mi lado. Siento haberte dejado sola. Siento mi comportamiento cuando nos reencontramos. Lo siento mucho.
- Por qué, porque me echaste de tu lado. Nunca lo entendí. Podríamos haberlo superado juntos. Yo podría haberte ayudado a volver a ser el de antes.
-Un día me desperté, no sabía que había ocurrido. Y cuando quise moverme no podía. Quise decir hola pero no salió ningún sonido de mi garganta. Empezó a entrar gente en mi habitación que al principio se sentían alegres pero cuando el médico les decía como me encontraba todos rompían a llorar. Podía ver su dolor. Igual que vi el tuyo cuando entraste en aquella habitación.
-Claro que sentía dolor, pero estaba tremendamente feliz también, porque por fin mi novio había vuelto a la vida. Por fin tras meses de angustia estabas entre los vivos. Es cierto que cuando Henry me explico tus secuelas me sentí morir, pero enseguida me di cuenta que aquello no era nada, porque estabas vivo.
- No vi felicidad en tu cara, solo sufrimiento. Quizás vi lo que quise ver. Empecé a pensar en cómo sería mi vida a partir del momento en el que desperté. Quedaban años para volver a ser el de antes. Y fui egoísta. Decidí centrarme en mí. Decidí usar todas mis fuerzas en intentar recuperarme. Por eso os alejé a todos.
-Pero juntos, habríamos tenido el doble de fuerzas. Juntos podría haberte animado cuando tú desfallecieras. Habrías podido apoyarte en mí.
-Lo sé, ahora lo sé. Pero entonces solo pensé que serías un lastre en mi recuperación y además no quería ser una carga para ti.
-Una carga, ¿como ibas a ser una carga? Te amaba. Nunca habrías sido una carga. Y nunca habría interferido en tu recuperación.
-Tú tendrías sueños, ese año terminábamos el instituto y seguramente tú querrías ir a la universidad.
-Habría escogido una cercana, habríamos podido seguir viéndonos.
-Kate, ¿te estás escuchando? Habrías cambiado tus planes por mí. Y eso yo no podía consentirlo. Además nada me garantizaba que un día me recuperase. Y si no lo lograba nunca, no quería tener a mi alrededor gente que me recordase quien había sido. Y seguía sin saber quien eras. Bueno ahora tampoco es que recuerde gran cosa. Pero ahora si se quién eres.
-Rick – realmente la detective no sabía que decir.
-Siempre pensé que recuperaría la memoria un día. Y entonces iría a buscar a toda la gente que mande lejos de mí. Pero eso nunca sucedió. Con el tiempo aprendí a vivir sin saber nada del chico que fui. Borre de mi mente los deseos de saber cómo era. Prohibí que me hablasen de él. Si él me había dejado, yo viviría sin él. Y me inventé un nuevo yo, Richard Castle.
-Y dejaste fuera todo lo que estuviera relacionado con Richard Rodgers. Te odie. Dios te odie tanto. No te puedes imaginar la falta que me hiciste. Mi vida desde el día en el que me echaste de tu habitación fue un horror. Cada noche lloraba y soñaba con todo lo que nos habíamos perdido. Te odie por conducir y tener el accidente, te odie por dejarme sola. Te odie por no estar junto a mí en los peores días de mi vida. Te necesite tanto junto a mi cuando mi madre murió.
-Lo siento Kate, siento no haber estado ahí para ti. Lo siento tanto.
-El día del funeral cuando vi aparecer a tu madre sola, terminé de hundirme. Aquel día me juré a mi misma que nunca más nadie entraría en mi corazón. Nunca más dejaría a nadie ser tan importante para mí como para querer morirme si esa persona faltaba. Cree un muro en mi interior y deje dentro de él mis sentimientos. Tras aquel muro quedo la Kate Beckett que había existido hasta que dos de las personas más importantes de su vida la habían abandonado.
-En aquel accidente mucha gente salió herida. Y aun hoy hay personas que sufren por lo que aquel día sucedió.
-Sabes, me costó pero mi mundo por fin estaba equilibrado y un día volviste a él. Lo pusiste todo patas arriba. Todos los sentimientos que creía muertos renacieron cuando te vi frente a mí.
-Pero no sabía quién eras. Y además me comporte como un completo idiota.
-Sí, lo hiciste. Me dieron ganas de pegarte un par de tortas para que reaccionaras y dejaras de comportarte como un idiota.
-Sabes, desde el momento en el que te vi sentí algo dentro de mi. No sé explicarlo, pero fue como si necesitase estar cerca de ti. En todos aquellos años que habían pasado desde mi accidente, nunca había sentido eso por ninguna mujer. Ni siquiera con la madre de Alexis sentí eso. Cuando alguien me preguntaba porque terminaba con aquellas mujeres yo solo podía contestar no es ella.
-¿No es ella? A que te referías.
-Siempre había algo dentro de mi que me decía que esas mujeres con las que estaba no eran la persona que buscaba. Era como si mi corazón y mi alma ya estuvieran enamorados. Y ninguna era la mujer que hacía que mi ser fuera feliz.
-¿Me estas queriendo decir que has estado enamorado de mi todos estos años?
-Estoy diciendo que mi alma y mi corazón tenían dueña. No sabía que la dueña eras tú.
-Sabes, durante todos estos años comparaba a los hombres con los que estaba contigo. Y al final todos perdían. Los besos que me daban no sabían cómo los tuyos. Sus sonrisas no eran la tuya, ni sus manos, ni sus ojos. Pero sobre todo, con ninguno me sentí tan segura como me sentía contigo. Ninguno me daba la paz que encontraba al estar junto a ti. Luchaba contra eso, pero daba igual siempre sentía que te estaba traicionando.
-Sabes, al poco de empezar a trabajar en la 12. Solo lo hice por estar junto a ti. Comenzaron mis sueños. Siempre el mismo. Yo prometiendo amor eterno a una joven. Yo prometiendo que nada ni nadie me separaría de ella mientras ella quisiera que estuviera allí.
-Granada. Me lo prometiste en Granada.
-Decidí comenzar con terapia. Necesitaba descubrir algo más. Pero lo único que descubrí es que me había enamorado de la detective Beckett y eso me hacia sufrir. Porque creía que estaba traicionando a la chica de mis sueños.
-Te enamoraste de mi –las lagrimas de la detective hacía mucho tiempo que habían comenzado a bañar su cara- Yo lo estaba de ti. Pero aun así te fuiste. Cuando más cerca te sentía decidiste alejarte de mí. Como otro verano de hace muchos años. Y sentí que te volvería a perder. Dios me enfade tanto por eso, que decidí que ya había esperado suficiente por ti. Que era hora intentar vivir. Y fue cuando conocí a Josh. Me hacía sentir bien, me divertía con él, y pensé que quizás él era la persona que me haría olvidarte.
-Me fui, porque necesitaba ordenar mi cerebro. Necesitaba ser capaz de amarte sin pensar que traicionaba a otra persona. Pero regrese sintiendo que el amor que sentía por ti era malo, seguía sintiendo que era una traición. Regresé y lo primero que hice fue ir a verte, aun con traición necesitaba verte. Pero me dijiste que estabas con alguien y creí morir. Me enfade. Entre en casa gritando, mi madre no entendía nada. Y cuando se lo conté me dijo que te diera una oportunidad que así tal vez descubriría que Kate Beckett tenía mucho de la mujer de mis sueños.
-Siento como te conté lo de Josh, pero supe que o lo hacía así o nunca sería capaz de decirte que estaba con alguien. Claro que tenía mucho de la mujer de tus sueños, como que era yo la que aparecía en ellos.
-Y entonces aquella noche, te recordé. Y sentí que me ahogaba en mi casa. Necesité recorrer nuestros lugares. Necesité también alejar de mí el sentimiento de traición. Me sentía engañado. Tú siempre habías sabido quien era yo. Sentía que habías jugado conmigo.
-Pero yo nunca lo hice. Tan solo quería que te enamoraras de mí nuevamente. Nunca jugaría contigo. Eres mi vida.
-Se que no lo harías, por eso te dije que no podíamos hablar aquella noche. En mi cama decidí que quería luchar por estar de nuevo con mi amor. Pero empezando de cero. Dejando atrás el pasado. Olvidando lo que fuimos. Viendo si realmente queremos a las personas en las que nos hemos convertido. Necesito saber que te amo a ti, y no a tu recuerdo. Y creo que tú necesitas enamorarte de mí, y no de quien fue tu novio hace tantos años.
-Castle, soy consciente de que necesitamos volver a conocernos. Que necesitamos enamorarnos de quien somos ahora. Pero yo hace tiempo que he dejado fuera a Richard Rodgers, poco a poco Castle le ha ido ganando terreno. Quiero tener una oportunidad contigo. Y la quiero empezando sin pasados que nos lastren.
-Bien, los dos queremos lo mismo –por fin el escritor sintió que era el momento de dejar todo el pasado tras de sí. Tomo las manos de la detective entre las suyas- Kate, estuve fuera el verano también por otra razón.
-¿Debería asustarme? – La detective viendo la cara de Castle supo que no le gustaría lo que tenía aun que escuchar-
-Igual después de que te lo cuente no quieres saber nada más de mí. Pero no quiero engañarte. No quiero que entre nosotros haya más secretos. Estuve investigando el asesinato de tu madre –por la cara de Kate supo que aquello no terminaría bien.

Beckett no podía creer lo que terminaba de escuchar.

-Como que has estado investigando el asesinato de mi madre. Por qué no puedes dejar las cosas quietas. Es un tema demasiado doloroso para mí. No deberías haber hecho nada. Joder, después de mucho tiempo aprendí a vivir con el hecho de que nunca sabríamos quien la había matado. Y ahora llegas tú y decides remover la mierda.

La detective se puso en pie y camino decidida hacia la puerta de aquella casa. Ahora era ella la que se estaba ahogando y necesitaba salir de allí.

-Kate, se quién y por qué ordeno su asesinato –logro decir el escritor antes que Beckett saliera por la puerta.

Al escuchar aquella frase Kate frenó su caminar, se giró lentamente y se quedo quieta mirando los ojos de su acompañante. Tan solo esperaba la continuación de la frase.

-No te voy a dar un nombre sin más. Tengo que explicarte todo.
-No quiero saber nada sólo quiero el nombre del cabrón que asesinó a mi madre. El resto no me interesa.
-No Kate, lo haremos a mi forma. Tendrás que escucharme porque sino nunca sabrás quien lo ordeno. Además deberás prometer que no saldrás a buscarlo.

Beckett no podía creer lo que estaba escuchando. Se preguntaba como Castle podía estar pidiéndole que no matase a la persona que había terminado con la vida de su madre.

-No Castle, esto no es un juego. Tú me dirás el nombre y lo que yo haga o deje de hacer no será cosa tuya –la cara de la detective denotaba lo tremendamente enfadada que estaba en ese momento.

Caminó hasta ponerse frente a Castle y esperó su contestación con un tremendo odio en sus ojos.

-No Kate, te equivocas. Sí es cosa mía. Yo decidí investigar, así que sí es cosa mía. No voy a permitir que destroces tu vida por una decisión que yo tomé.

No vio venir el golpe, pero lo sintió llegar justo a su mejilla. Fue de tal magnitud que le hizo tambalearse.

-Castle, me dirás el nombre. Solo de ti depende que sea por las buenas o por las malas. A mí me da igual, pero saldré de aquí con un nombre.
-Si te importa algo, si aun sientes por mi ese amor que dices, me escucharas.
-¿Si me importas? Eso ahora ya da lo mismo. Esto no va sobre si te amo o no, o sobre si tú me amas o no. Esto va sobre la persona que termino con la vida de mi madre. Solo quiero que me des el nombre. No hagas que sea por las malas.
-No Kate, me escucharás. He mandado toda la documentación al FBI. Ellos serán los encargados de hacer justicia. Justicia Kate, no venganza. Tu madre fue asesinada por buscar siempre la verdad y por querer que aquella estuviera siempre por encima de todo. La justicia y la verdad era lo más importante para Johanna Beckett. ¿Quieres destrozar todo aquello por lo que ella dio su vida?

La detective se dejaba caer, no podía seguir con la pose de frialdad. Se estaba muriendo de dolor por dentro. Había vuelto a aquella noche del 9 de enero y  volvía a sentir lo mismo que entonces. Castle tan solo se acerco hasta ella y la tomó en sus brazos. La levanto del suelo y fue con ella hasta la habitación, recostándola en su cama, él se sentó en el suelo junto a ella.

-Cuéntamelo, Rick, cuéntame la historia –la voz de la detective era apenas un susurro.

Decidió contar todo lo que descubrió. No se dejo nada. Con cada palabra veía como Kate se rompía un poco más pero no podía parar. Beckett debía saber la verdad por muy dolorosa que fuera.
Un nombre resonó en el cerebro de Beckett, Vladimir Volkov. Ese era el nombre de quien había ordenado matar a su madre. Ese era el nombre le la persona que le había arrancado una parte de su ser.

-Ellos harán justicia, Kate. Y tú por fin verás como el hombre que destrozó tu familia es condenado. Por fin podrás dormir tranquila, por fin tu madre tendrá su recompensa.


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