27 oct 2013

Cobardía

Ayer le vi, ya no está como mi cerebro se empeña en enseñarme cada cierto tiempo, pero su sonrisa continua iluminando una estancia, sus ojos siguen teniendo el brillo de quien se sabe en paz.
En sus ojos se marcaban un poco más las arrugas, las primeras canas pintaban sus sienes, su barba era blanca, pero aun así seguía siendo el mismo hombre que se llevó mi corazón tanto tiempo atrás.
Su voz resonó en aquel lugar, continuaba haciendo que con tan solo pronunciar una palabra la gente de su alrededor se parase a escucharle. Yo como todos los allí presentes dejé lo que un segundo antes hacía y esperé para poder escuchar lo que él decía.
Antes de continuar su a locución sentí como clavaba su mirada en mí, no pude por menos que comenzar a sonrojarme. Aquel hombre continuaba teniendo un poder extraordinario sobre mí.

-Disculpen, será mejor hacer un receso antes de continuar – dijo con su profunda voz al tiempo que comenzaba a descender del escenario.
Me levanté inmediatamente tratando de salir de allí cuando descubrí que sus pasos se dirigían hacia mi asiento.
Aceleré el paso por el pasillo una vez logre abandonar aquel salón, estaba a punto de lograr traspasar la puerta y volver a ser libre cuando escuché nuevamente aquella voz.
-La vida te ha tratado bien.
Aquellas cinco palabras hicieron que mis pies dejasen de moverse, que mi corazón comenzase a bombear con rapidez. Me giré y allí estaba él, mirándome con fijeza.
-La vida te ha tratado bien – repitió al tiempo que se acercaba más a mí.
Un tímido –gracias- fue lo único que logré decir.
-Por nada – respondió él – sólo digo la verdad.
Ambos nos quedamos en silencio, perdidos en los ojos del otro, el tiempo dejó de existir, podía escuchar el latido de su corazón acompasado con el mío.
-¿Por qué? – logré por fin preguntar.
-Por miedo – contestó él- miedo a vivir, a sentir, a ser feliz. La posibilidad de ser feliz te aterró y decidiste abandonar.
Una furtiva lágrima rodaba libre por mi rostro, me giré tomé el picaporte de la puerta y salí. Sabía que él nunca me seguiría.
-El mismo miedo que ha vuelto a hacer que te vayas sin poder hablar contigo – le escuché aún decir.
Corrí, necesitaba alejarme de allí, porque nuevamente él tenía razón, porque había bastado unos minutos a su lado para saber que nunca le iba a olvidar. Aquel hombre pese a los años pasados continuaba estando dentro de mí. Y todo lo que me hizo alejarme de él tantos años atrás había vuelto a aparecer.
Ayer le vi, y descubrí que por muy lejos que vaya, por mucho que intente luchar, él siempre será mi amor. Pero sigo siendo una cobarde. Hace años elegí vivir a medias, y ayer lo volví a escoger.



No hay comentarios:

Publicar un comentario